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Enno sin adarga y sin yelmo, y por eso el héroe manchego, por eso se elevó a los alnilde Cor cázares de la redención.
Cristo redime al mundo por medio del amor, la mansedumbre, el ejemplo alidad. la verdad. Es una figuraa celestial, bellísima. de ojos claros, serenos, luminopuede cru os, de abundosa y fina cabellera, intachable, arrobadora. Marcha de pie, ves, aplastan ido sencillamente, y habla las multitudes en un lenguaje sublime; de sus larecho agabios surgen palabras de amor, de piedad, de perdón. Ante la injusticia, indignambolizado e, y luego perdona dulcemente. Las mujeres le siguen, los hombres le escarnedébil cria en, los niños intentan lapidarle.
Don Quijote surge, por virtud de las miradas que dirige al Nazareno, de su glorio as profundidades de la Mancha sobre una flaca cabalgadura, metido dentro de res. Aque. Ina vieja armadura, blandiendo una robusta lanza y seguido de Sancho, la iróbién venga fica antítesis, el buen sentido, la lógica labriega, cabalgando sobre un asno. Es Ito, descarnado y seco; espesa barba cubre sus huesosas facciones; unos ojos egros escondense, como fieras en acecho, en unas órbitas profundas y desde llí relampaguean amenazantes. Se diferencia del Crucificado en que no admite mansedumbre ni la ulzura. la injustiia hay que acometela con rabia, destruirsepultarla. con u terrible lanzón emiste todo cuanto ızga indignidad y arría.
Como Jesús es cascomo Kritchna teperario.
Derrumbado y malrido vuelve los ojos ideal y exclama margamente ¿Dónde tás, señora mía, que te duele mi mal: Como Jesús en el habla de una ólgota, sangriento, Northern Railway leza ofrecíaliando se imagina frutos, y enbandonado por su de otero enltimo ideal, torna los ojos al cielo y murmura dulcemente. Señor, Señor!
estamente ldor qué me has abandonado: Vencido el valiente caballero, torna pesaroso la Mancha y da al viento y en de la Caus quejas. Es un pasaje comovedor. Despeñado de su grandeza, gime y suspie de la vela y propone Sancho que se conviertan en pastor.
Como Cristo, vencido y aporreado por el mundo, sufre resignado y ni un era. Juan elinto se separa del ideal. Ahí la inmensa diferencia entre la locura y el divino liado por loxnio, entre el corazón abandonado sus generosidades, sin freno, sin regulabr, y la conciencia convencida de la belleza de la causa que no transige ni se Don Quijotende ante la muerte.
Don Quijote, por un soñado desdén de su Dulcinea, ocúltase en un rinin de la sierra y allí llora y se desespera.
909 ot. Ruda Fot. Rudd

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