Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
os hijos del ipida por el nos, ve su hijo pendiente en el espacio, enredado en los pañales que colgaban de las garras de la fiera. Pero no se engaña al notar que el águila desciende lentamente hacia el suelo.
ongaban, el sus juegos, oy haciendo fin empreninja salió al ia pieza de En tan angustioso trance, el instinto de las dos era uno mismo. Ambas se habían comprendido: eran madres.
La joven agotada TO por tan fuertes emociones, al dejar libre el aguilucho, cae sin conocimiento cerca de su lijo salvado; pero apenas el ave deposita su presa sobre el césped y se levanta unos pocos metros en el espacio, suena un tiro y el águila caudal cae inanimada con las alas flácidas y abiertas soUn tiro sonó y el águila cayó inanimada bre la tela de lino, mientras que el hijo, ya libre, conquista por encima de los árboles su vasto imperio.
LETRAS QUE NO PASAN DE MODA LA ESCALA Sus garras gías llaTacia abajo Hambriento un avión cogió un mosquito que indulto le pidió por sex chiquito y dar poco alimento; pero enojado el otro fuer de hambriento. No esperes, dijo, que tu voz me ablande; muere, pues eres chico y yo soy grande, No bier. hizo la muerte el inhu no, cógelo entre sus uñas un milanoTemblando el avión gime y suplica, pero el milano adusto le replica. No tienes que pensar que yo me ablande; muere, pues eres chico y yo soy grande. Vió el águila al milano entretenido en devorar el pájaro cogido, y volando veloz lo prende y mata, por más que ruega y de salvarse trata. No es facil, murmuro, que yo me ablande; muere, pues eres chico y yo soy gror. de. Fué el águila volar; pero la bala de un diestro cazador le quiebra el ala, y al revolearse por el suelo herida. Porque no hay, dijo el hombre, quien me mande, mueres, porque tu eres chica y yo soy grande.
Nadie uso indigno de sus fuerzas haga, sepa, si obra mal, que al fin se paga, No murió el cazador, y si el mosquito, al parecer, sin pizca de delito; pero ninguno de su fin se asombre, él pieó veces mil al hombre.
ven madre, ría de sus e sus maJUAN EUGENIO HARTZEMBUCH 949
Este documento no posee notas.