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Ilustradas aitanera rehusando aquella propuesta indigna. La hace escribir un billete Tabrizi, él mismo lo dicta esperando, esperando siempre que su Margot arroje la pluma lejos, rompa el papel ofendida con la proposición de aquel hombre miserable que le ofrece dinero en cambio de su amor puro y sincero.
Ella escribe, no vacila al escribir! Ama tanto!
Luego él recoje la carta, la coloca en su bolsillo, se dispone partir, esperando siempre que su hija lo detenga y se arroje en sus brazos pidiéndole perdón y pidiéndole aquella carta para romperla en mil pedaombre que se ue viven mena desea eleá zos.
ios, la cual vida en las que su niña e pervierten a al abismo.
con aquella Duro, sin las le un novio.
a y el juego, quien recoje iejo Caruso.
zus trabajos puesto que en el garito.
brizi, éste vii regalo preia se siente Orque, aqueel precio de Ella nada dice! Es tan injenua! el padre que comprende que es él quien con su vida desordenada, con sus ausencias continuas. lia impulsado su hija en aquel camino, le pide perdón, llorando como un niño. después de besarla, después de darle el último adiós cariñoso dispuesto suprimirse en la calle, en la primera calle desierta que encuentre, se va cantando, cantando, para engañar de esa manera la pobre hija que, en su ingenuidad, no sabe comprender las tristezas que va diciendo aquel canto en boca de su anciano padre.
FRANCESCO FRANCIA MENTIRILLAS DE LA HISTORIA las manos y na Margot 1, el título, y a. aquella dieron bajar que poseía!
a misericornientos mezá su hija, e su Margot cierto pero El célebre Preste Juan, qeien nos pintan como Rey de un país de Africa, no existió jamás. Guillermo Tell, no fué el fundador de la Confederación Suiza y la leyenda de Gessler carece de base histórica. El cuento del niño Jorge Washington y su hachita no tiene fundamento digno defe. Los paladines de Carlo Magno no existieron, y la historia misma de ese monar ca es tan mitológica, que casi no merece crédito. El Duque de Wellington no dijo en la batalla de Waterloo, arriba, guardias, ellos. Estas palabras tienen su origen tan sólo en la imaginación de algún escritor. La madre de Coriolano no intercedió con su hijo para que no asaltase Roma.
Esa leyenda no tiene mejor base que la de Horacio en el puente. No hay razón para creer que Tarquino haya insultado Lucrecia. Fué un tumulto popular lo que destruyó su poder y esto es lo que dió origen al cuento aludido. Pocahontas no salvó la vida John Smith. Nadie ignora ya que ese digno inglés fué uno de los más hábiles prevaricadores de su época. Alfrede el Grande no visitó el campamento de los daneses, disfrazado de trovador, por la sencilla razón de que ni sabía cantar, tocar instrumento alguno ni hablar el idioma de sus enemigos. El Maelstrom de Noruega no es tal remolino que pueda chupar hacia el fondo del Océano los buques. En tiempo sereno Jo cruzaban las embarcaciones, de un extremo otro, sin peligro. Los maravillosos sables, damasquinos que cortaban barras de hierro no eran superiores las hojas de Toledo que hoy se fabrican.
El hombre de la máscara de hierro nunca usó máscara de ese metal, sino que era una careta de terciopelo negra sujeta con pequeños resortes de acero. Séneca no fue tal filósofo medio cristiano, sino, que un prestamista usurero que murió dejando una fortuna de tres millones de duros, los llamade elevarse Isillo un repobre padre 10 se yergue 951

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