Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
INSTANTÁNEA Para Páginas Ilustradas sient mani cuya: que humi sé lo hacia Pero za? rable jiend por Stield mali brad laun grita abet TOSC yacéi Aquella tarde, su buena amiga lo recibió con frialdad; con indiferencia le tendió su delicada mano, aquella mano que él tantas veces había acariciado. Después de breves momentos en que ni uno ni otro dejaban de mirarse, ella, con voz quejosa, le preguntó: ayer. Ayer, oh amada mía. ayer, me dormí. Cómo. exclamó sorprendida.
Habrá algo más bello para el hombre le dijo que sonar con el ser amado. Ayer tarde, viendo que aun no era tiempo para salir, me acosté en la hamaca, frente al jardín, en espera de esa bendita hora fijada y pronunciada por tus labios: las siete. Comenzaba oscurecer, la tarde moría lentamente, un vientecillo me acariciaba y con mis recuerdos y con mis ilusiones y pensando en tí. oh, qué bello es ver morir la tarde. Ya ves. Embriagado por aquella hora sublime, me fui durmiendo. me fui durmiendo.
me dormí. Ella oía aquel relato con incredulidad, con los ojos bajos y sonreída.
Al concluir, él la miró, esperando un gesto que lo absolviera, mientras ella parecía meditar. Pero es cierto lo que me cuentas. Sí amor mío, sí, le contestó queriendo coger una de sus manecitas.
Entonces ella bruscamente, cogiendo las rosas que ya marchitas llevaba en su pecho, las arrojó sobre el amigo, inundándolo por completo con sus pétalos, y muerta de risa le gritaba, Embustero. Embustero. en ta viles Un su 91 senti cuch: sa si 110.
didac las e mode agua CODS alma los el so усua águil fuera escu Setiembre de 1905 STENIO milia riend 952
Este documento no posee notas.