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EPISODIOS HISTORICOS Fusilado dos veces La desgraciada expedición de Murat en busca de una restauración imposiovimiento de su ble en el trono de Nápoles, después de la batalla de Waterloo, hízole caer en la iser, inundande red que le habían tendido los borbones; y preso y condenado a muerte en Pizzo, rines, el desfil pequeño puesto de las costas de Calabria, se preparó morir como un héroe.
cro horas.
El día de la ejecución tomó un baño muy temprano, se hizo afeitar y rizar ual bandada de los cabellos con esmero y se vistió con el más lujoso de sus uniformes.
obligado, seme Cuando el General Sebastiani, su amigo y compañero de armas en los lo, al lado de la gloriosos campos de Marengo y Austerlitz, subió a buscarle para comunicarle que había llegado el terrible momento, Murat estaba listo. Mientras que bajaban la escalera para descender al patio de la casita que servía de jaula al león de Abukir, e esperanzas. Murat se ocupaba en consolar Sebastiani, más conmovido de tener que fusilar aquel valiente entre los valientes, como le llamaba Napoleón, que si él mismo hubiera sido el condenado muerte y el ex rey de Nápoles el ejecutor de la senesa noche, que tencia.
Una vez en el sitio destinado para la ejecución, Murat reconoció en la endor de la fies. escolta que iba ultimarle los soldados de Jena y de Frienland. Les dirigió con la palabra algunas palabras y suplicó Sebastiani que le permitiese mandar él mismo el a que comienza cuadro. aquellas filas la voz de. fuego! sono una detonación; pero Murat permaneció en pie ición que senti y se encontró ileso.
del movimien Los dragones del imperio, sin ponerse de acuerdo entre sí, pero movidos por el resorte de una misma inspiración, habían quitado las balas los cartuchos, al meterlos dentro de los fusiles.
in, excitada, se cuadro bello Murat, sin inmutarse, la frente erguida y la sonrisa en los labios, les dijo entonces: Gracias, muchachos! gracias por esa prueba de vuestro cariño; mas sencilla. com siempre habrá que acabar por donde debíais haber comenzado.
isita. ordenó de nuevo cargar y preparar las armas.
Al estruendo de aquella segunda descarga, Murat cayó inerte para no. levantarse jamás.
a. de una Sebastiani se arrodilló, junto al cadáver, abrazó por última vez su amigo, y cumpliendo con su postrer encargo, empapó en su sangre el pañuelo que llevaba en un ojal de la casaca para enviarlo como un triste recuerdo Carolina Bonaparte.
SENIO Pensamientos de Teodoro Roosevelt inicos ha lograd icios de algodón Me gustaría ver todos los seres inofensivos del bosque, especialmente los pá1 ojo más expert jaros, protejidos en todas direcciones.
La primavera no sería primavera sin el canto de las aves.
una brújula qu Cuando los pájaros azules estuvieron punto de desaparecer, hace algunos hace inútiles, años por un invierno riguroso, la pérdida fué para mí como la pérdida de un amigo intimo, al menos como el incendio de un hogar querido.
Siempre que se anuncia la desaparición de una especie, lo siento como si desapareciesen todas las obras de un autor distinguido.
Testa cuatro vece 973

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