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LA BONDAD DEL SEÑOR hardo opa, más, la última egria da.
mente las ideas nal el alma. Ds. Tomás Era una criatura bonita y frágil. Ga nábase la vida en un almacén.
No era, si queréis inteligente; pero tenía dulces y negros los ojos. Unos ojos que miraban con tristeza y luego se inclinaban al suelo. Úno adivinaba que era afectuosa y banal, con esa banalidad que los poetas comprenden. Aparecía sencilla como el cuarto modesto en que habitaba en compañía de una gatita blanca que le habían regalado como presente de amistad. Llenábale de leche una escudilla, cada mañana, antes de marcharse al almacén.
Dulce como su ama, la gatita blanca tenía los ojos tristes. En la ventana, cerca los tiestos de plantas olorosas, pavoneábase al sol. Con una de las patas, húmeda como el pincel, alisábase cuidadosamente los pelos más largos de la cabeza y con ojo calmado detenía las ratas en la puerta de la madriguera.
Un día el ama y la gatita aparecieron en cinta: aquélla de un gentil caballero que no cumplió su promesa; ésta de un gato hermoso que no regresó en la vida.
Mientras la obrera pálida y enferma sollozaba en desconsuelo, jugaba la gatita bajo los rayos del sol y ostentaba el vientre graciosamente redondo.
Cierta mañana la muchacha recibió una carta del caballero olvidadizo. Enviábale veinticinco francos y encarecíale esta largueza. Ella compró un brasero, llenóle de carbón y se mató.
Cuando la obrero ascendió al cielo, cuya puerta quiso cerrarle un sacerdote, la pobrecilla templaba de vergüenza; pero el Señor la dijo: Ven, he preparado una cámara donde puedes reposarte. Descansa. Viviréis tú y el fruto de tus entrañas. Amo a los niños; déjales que vengan mí.
Cuando penetró en la cámara que le habían preparado en los hospitales de la Bondad divina, cerca del lecho, sobre una camilla de seda, vió a la gatita que tanto amaba en la tierra.
En la ventana crecían también las plantas olorosas.
Ella dió luz una chiquilla, blonda como el sol, y la gatita, cuatro amorcillos sedeños y graciosos.
ema, como el mar. vals as estrofas. pones mal. la femenina arcajada Tomás.
lo he querido siga el vals. FRANCIS JAMMES afán, do en torno nac, e torbellino PENSANDO.
umbrio, Pensando en la ausente que tan lejos se halla, siento que a mis ojos afluyen candentes mis múltiples lágrimas.
Pensando en los días que prestos pasaran con felices horas, siendo el desconsuelo que mi mente amarga.
de las copas Para Páginas Tlustradas Pensando en que hay otros que la dicha alcanzan de estar cerca de ella, la envidia más grande me roe las entrañas!
Pensando en que acaso no vuelva mirarla, siento que de pena, de infinita pena se retuerce el alma. ESQUIVEL DE LA GUARDIA 975 champam.
RES
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