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es la contra marca especial para esta clase de certificados. Después de este acto obligatorio se tienen los mismos derechos de los demás estudiantes y se esta en el deber de secundar las frecuentes huelgas con las cuales el gremio protesta de cualquier suceso nacional extranjero.
Pues no se hizo una huelga propósito de la prisión de Máximo Gorki!
Lo más simpático en esta Universidad lo constituyen nuestras compañeras.
Las mujeres en Italia tienen derecho casi todo. No se les cierra el camino de los estudios superiores y, en verdad, las jóvenes italianas han sabido dar muestras de su capacidad intelectual aventajando muchos de los mejores estudiantes compañeros suyos. Muy equivocados están aquellos que atacan la coeducación de sexos; sus críticas no tienen base alguna y es mi creencia que antes de liacerlas no han visitado una Universidad en donde hombres y mujeres sigan juntos sus estudios.
Varias son las razones que ponen; las principales son las siguientes. La mujer no puede seguir los estudios la par del hombre. Cuando la mujer hace sus estudios universitarios por sport como podría decirse hay mucha razón al criticarla. Pero cuando las señoritas asis.
ten a las lecciones de una Universidad con el deseo de ampliar sus conocimientos para poder ganarse la vida mas tarde, entonces es cuando ellas saben mostrar que pueden ir la par con los jóvenes más estudiosos y que su inteligencia no es menos apta que la del hombre para las grandes fatigas de los estudios superiores. El profesor Lexis de la Universidad de Gotinga dice que todas ellas tienen excelentes aptitudes aun para el cultivo de las matemáticas. Yo he podido ver cuánta verdad hay en las palabras del citado profesor, pues mis compañeras de la Facultad de Matemáticas han sabido distinguirse siempre durante el curso que acaba de terminar, presentando unos exámenes brillantes en los cuales obtuvieron notas que muchos de los que han hecho los mismos estudios no han podido alcanzar.
Otra de las razones contra la instrucción de las mujeres en las Universidades la hacen en nombre de la moralidad. Qué se puede decir de una señorita que asiste en compañía de hombres muy jóvenes las clases de una Universidad. Qué se puede decir? Se puede decir mucho y todo favor de ellas y de la coeducación.
Las señoritas, nuestras compañeras, nos impedían hacer muchas cosas que en su ausencia, hubiéramos liecho. Por ejemplo, quién no recuerda aquellas carcajadas ruidosas, las imitaciones de los gritos de varios animales, los sombreros que vuelan de aquí para allá, los estudiantes que por ahorrar camino saltan los pupitres, las palabras groseras tan comunes en bocas jóvenes, las inscripciones obscenas que cubren siempre las paredes de los edificios que sirven de escuelas de Universidades?
Quién no recuerda todas esas manifestaciones de una actividad espontánea mal dirigida? Pues bien, cuando en el aula están presentes señoritas no se ven esa liace, los derr mujeres que Los jó talvez exajer tos.
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