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Nueva campana de buzo Pá AÑO 11 Se ha observado que cuando los buzos trabajan gran profundidad padecen una enfermedad especial, que causa grandes sufrimientos, y veces la muerte. Así que los ingenieros estiman como peligroso todo trabajo que exceda de 70 pies de profundidad, y muy pocos buzos se atreven a descender cien pies de la superficie.
Como la presión del aire comprimido es de una atmósfera por cada 33 pies, sea quince libras por pulgada cuadrada, un buzo que trabaja a cien pies de profundidad está sometido una atmósfera con presión de cuatro veces la ordinaria.
En la superficie se calcula que cada cien centímetros cúbicos de sangre que circula por el cuerpo humano disuelven un centímetro cúbico de nitrógeno, y la misma cantidad de sangre presión de cuatro atmósferas disuelve cuatro veces más, sea cuatro centímetros cúbicos.
Ante tan rápida descomposición, el gas formado se escapa en forma de burbujas, pero fácilmente puede detenerse en los vasos sanguíneos y obstruir la circulación.
De ahí los dolores en las coyunturas, que unas veces toman carácter de parálisis y otras se presentan adicionados con desvanecimientos y dificultades en la respiración.
La gravedad de los síntomas depende de la profundidad agua, el tiempo de inmersión, y especialmente la mayor o menor rapidez en la descompresión del buzo.
Para evitar estos padecimientos y conseguir que los operarios provistos de escafandra puedan descender mayor profundidad y retirar del mar muchos objetos de valor que ahora se pierden, el profesor Mad Leod ha ideado un aparato cuyo uso permitirá los buzos bajar hasta 230 pies de profundidad, habiendo liecho experimentos con varios animales, los que ha hecho descender hasta ese límite, y después de haber sufrido la enorme presión de ocho atmósferas, han salido de la prueba sin que se aprecie alteración ni sufrimiento alguno.
Según parece, se trata de una campana parecida a las que se usaron hace tiempo para bajar al fondo del agua, campana que irá buscar el buzo al fondo. y una vez dentro le subirá la superficie, teniéndole encunado hasta que gradualmente vaya descendiendo la presión, ocupándose dos horas en el procedimiento, pero saliendo el buzo de su encierro sin fatiga ni molestia.
Como el descenso más notable ha sido el del buzo Erostarbo, que bajó por breves momentos 130 pies de profundidad, y hay muchos trabajos que podrían realizarse con éxito disponiendo de medios para bajar mayor fondo, se siguen con mucho interés los ensayos del aparato de Mad Leod, que quizás resuelvar el problema.
San Jose, 1008

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