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43 liosa. Amaba e gloria hacen ra: todo su ser mente versifira nada lerde, mencia de su buscaba liaitensidad pro. era necesario yéndolo.
reposo. Algualismos absurmos. Otros le is estaban da linente, allora in bos de estas o en años, que igularísimo de mundo aclaTodo está primorosamente adornado: por doquiera luces, palmas, arcos, colgaduras; todo, dispuesto por artística mano, forma un conjunto fascinador.
En el salón se baila; en las puertas y tras las colgaduras, las lenguas censuran; afuera charlan y se invita a la cantina; y en algunas mesitas del jardín, esparcidas en la semioscuridad, parejas de tortolitos se arrullan entre los arbustos y las flores. También hay enamorados en los alféizares de las ventanas, murmurando él al oído de ella, que escucha con aparente indiferencia, mirando el titilar de las estrellas.
Es más de la media noche.
Hay uno que ha bailado, la jurado amor que no siente y ha prometido lo que no ha de cumplir. Cansado astiado, pasea en apartado corredor, con aire meditabundo, un lápiz en una mano un cuadernito en la otra, que cualquiera tomaría por el del baile.
Este es el joven que insiste en ser poeta siguiendo el consejo que le dieran.
Desesperaba de aquella fiesta en la que se había prometido divertirse mucho y en la cual figuróse oiría hablar su corazón, cuando vió salir de entre el follaje de un crecido rosal, una mujer vestida de celeste, vaporosa, ideal como una hada.
Apenas si tuvo tiempo para abarcarla de una mirada y electrizándose al verle los ojos, la siguió y fué con felicísima suerte a hacer de ella su pareja.
Enamorado como el que más, se embebía contemplándola; y con una sonrisa de deseo satisfecho, volvía los ojos hacia su cuadernito.
Al amanecer, rendido por los placeres de la noche, marchó su casa con el intento de dormir. Pero qué iba poder conciliar el sueño! El amor no duerme, y su corazón le hablaba de ella, de la mujer que amaba ya. Según mi preceptor, me habla el corazón, escribo. Julián creyó que de su pluma brotaba poesía.
Tan pronto como le pareció oportuno, se puso en camino casa del viejo, estrujando febrilmente el cuadernillo entre sus manos, y entró en la habitación de él exclamando. Aquí tiene, mi buen amigo, aquí tiene. El viejo tomó los versos y sonriendo amargamente, dijo. Sí, esto será poesía para tí, para tu amigo íntimo, para ella, en general para los enamorados. Pero estos versos no son para mí, sino la alborada de que podrás ser poeta. Continúa, amigo, continúa. él volvió a su casa, triste por un lado, pero resuelto casarse, él desconocido ble calcular, lo ira apergamiy con acento e; y cuando el Sin dejar el los moldes en había ya for acidad de sus e sea digno de por otro.
el mejor efecequivocarte, te is, no desespeintió, él no suiteza le invadió inuó la vida.
El matrimonio pasó sin nada de notar, como cualquiera. Sólo que era una pareja hermosísima: ella, una ilusión que no se desvanece, él, el Dios que la condensa.
Esta vez le renacieron las esperanzas: era tan fuerte y agradable la emoción que experimentaba, que creyó se realizaban de una vez por siempre sus aspiraciones.
IOIT

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