Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
La carta de dote de seda regro Siempre que se ofrece hablar de nuestros antepasados, se acostumbra exagerar su pobreza, tomando por fundamento los informes de don Tomás de Acosta y otros Gobernadores, quienes tal vez pintaban el peldaño inferior de la escala social, para librarse de impuestos y solicitar auxilios del Gobierno Superior. La desigualdad social la debido existir en todos los tiempos en todos los pueblos; el ideal de Cristo es un ideal sublime, pero la igualdad absoluta es por desgracia impracticable; en la colmena lumana habrá, mientras ella exista, inclinaciones diversas, que encaminan los unos al trabajo y los otros disfrutar de lo que han atesorado con su propio y personal esfuerzo.
En Costa Rica, lo mismo ayer que hoy, siempre hubo gente que vistió de seda, se adornó con perlas y gastó para su particular servicio vajilla de plata; para convencerse de esta verdad basta leer las cartas dotales, en que los antiguos suegros consignaban el capital con que ayudaban hijas casaderas llevar las cargas del matrimonio; algunos no podían dar más que una bestia aperada, dos vacas, una hacha y un machete al hijo que salía del hogar paterno para formar una familia nueva; pero, en cambio, había otros, como el Capitán García Ramiro Corajo, que en pleno siglo Fot. Paynter XX nos dejaría admirados con sus regalos de boda, y de seguro Osear y Hortensia Alvarado Sandoval que no era el más acaudalado de su tiempo en la ciudad Cartago.
Al casarse doña Juana de Vera y Sotomayor, hija del Alcalde or dinario más antiguo, de nuestra vieja capital, en 1636, recibió su marido, don Gil de Alvarado Benavides, joyas y otros objetos por valor de tres mil pesos de entonces, un verdadero capital, si se tiene en cuenta que las bestias caballares, de las cuales le entregaron doscientas, se valoraban tres pesos cada una. La novia recibió de su padre, entre otras cosas: una esclava negra que le sirviése; un traje de seda, color de aceituna, adornado con pasamanería, que importaba trescientos pesos; una saya y jubón de ciento oche con flores ama ferentes clase oro, de tres vi tres esmerald: treinta y seis unos papagall esmeraldas; de coral; braz para el peinac colchiones, ser terciopelo cari dote se especit Aparte recién casados veces la mut disgustos de nado, al meno jornada matri los bienes, y e vilegiada en bi Hoy los puede dispone mar: cada cua cargas del ma se siente, cont nuevo hogar dican al tiemp épocas, y nos que nuestros SUS Un conoc se prodigioso.
Cuando elásticas como si acelera grandem Esos ray pongan.
Las bolita var en un vagón El teléfor Cuando fonógrafo aplica mensaje. Yo lo lindro fonográfic pida la repetició 1018
Este documento no posee notas.