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ENERD ¡ARRIBA! algunos pea del Gobieruella Nación rgano oficial je la referida vido de parte entido, ni en lión; y, como por la prenhubiera trartamento de indique tal nos próxima.
de las negoan existido. libres, sino nbos pueblos jana del Sur.
rigen y de su iprocidad de PARA AQUILEO ECHEVERRÍA En su resurre reccion Las mismas podredumbres, Los mismos lodazales; Afuera, el vendaval. el cicrzo impío; La mariposa azul del pensamiento, Adentro, en la buhardilla solitaria Duerme la bella musa, Arrastrada lo lejos por el viento. La inspiradora del cantar florido Con que la realidad bate las cumbres la tierna plegaria, De los altos ideales.
En el rústico nido Ah, los poetas! Pobres luchadores Formado de suspiros y canciones, Que saltan la arena de la vida, Disparando sus rimas que son flores Que ornara de crespones Con sus manos la niebla del olvido.
Contra el cálculo frío Do tiene el desaliento su guarida. la lira gentil de cuerdas de oro, Cuántas veces barrido por el viento La que diera en su día Con que la realidad bate las cumbres Dulcísimos acordes De los altus ideales, De juventud, de vida y de alegría, Dormila en un rincón abandonada Ruedan hasta el abismo Lleno de podredumbres, Tiritando de hastío.
Lleno de lodazales, Sueña talvez con que la mano suave Donde yacen exangües y vencidos, Vertiendo amargo llanto, De su inconstante dueño Tornará acariciar su áureo cordaje, Todos los que maltrata el desencanto! luego se alz in con audacia nueva ve quizás cuál surge de su ensueño El esquivo poeta, Como en mejores días, Erguida la cabeza pensadora Movidos por la fuerza que subleva La frente coronada de ilusiones, El pensamiento, y la cumbre lleva Las grandes energias!
Mientras suena lo lejos, triunfadora, IV La música viscreta Del eco de sus últimas canciones. Poeta. el sol, el hijo de la aurora, Magnífico y garrido, II Hoy con su luz tus horizontes dora; Afuera, el sol los horizontes dora, el cántico sabroso, El rubio sol que nace De exquisita armonía De sonrosado vientre de la aurora; De tu lira gentil de cuerdas de oro, Adentro, en la buhardilla Resuena ya cual resonara un dia Enantes solitaria, Cuando tu numen prodigó doquiera Canta la musa su cantar florido El atrayente hech zo y su tierna plegaria, De tus geniales versos, que son flores: En el rústico nido El romance castizo Formado de canciones y suspiros De picarescos tintes salpicadɔ, Que el beso ardiente de la luz colora; El filoso epigrama, el acento sonoro El madrigal brillante y delicado.
Brota espontáneo y fácil ¡Arriba. levantar esa cabeza Pe la lira gentil de cuerdas de oro, De laurel coronada. La lira enamorada. Arriba. levantar esa bandera La que diera en su día Oculta entre la bruma, Acordes de placer y de alegría.
En la traviesa punta de tu pluma. nosotros, oscuros lidiadores III En la humana estacada. Ay, siempre igual. los pobres soñadores Que damos los versos, que son flores, Caminan, peregrinos de la idea, Incomparable aprecio, Esparciendo sus versos que son flores, saludar con nuestro aplauso recio Por el sangriento campo Ese fresco renuevo.
De la diaria pelea. Honor al bardo de joviales rimas. Ay, siempre igual! En torno los anhelos ¡Hurra, al cantor del Rebocito nuevo. JOSÉ MARÍA ZELEDON s, uno de los insinuar que i, aún caincanal deinanoctor Juan.
ratuita apre ninguno de tualidad o en. mercenaria; correspondiia ha distin el provecho nunca le han e la conducta ha conquisración de las 1027

    José María Zeledón
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