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La inteligencia en los animales Pá AÑO 11 «La instrucción obligatoria que hasta ahora ha sido posible imponer todo género humano. dice un cronista parisiense se ha extendido ya las bestias.
El Doctor Giorges Rohuet, vecino de una aldea del Geronde, posee un caballo que sabe escribir, Germinal (así se llama el noble bruto. es un caballo padre que vive en libertad completa en su cuadra; ha sido amaestrado por su propietario, que es el único que lo monta y que lo hace hacer únicamente ejercicios de picadero. Se come de á 10 litros de grano por día y tres de salvado, con sesenta gramos de sal. El animal es muy inteligente: sabe a pagar con el casco una bujía encendida sin voltearla; para hacer esto, está obligado calcular la distancia y levantar rápidamente la mano para no aplastar la bujía y el candelero.
Sabe también apagar una luz, soplándola con la nariz; abre una puerta, la vuelve cerrar espontáneamente, liecho que parece revelar un verdadero criterio intelectual. Yo trato. dice el Doctor Rohuet. de comprenderlo a él y de que él me entienda: trato de penetrar su inteligencia y de ponerla en comunicación con la mía. Es un estudio largo, pesado, nuevo, pero que me causa profundas y tranquilas satisfacciones.
Lo más difícil fué enseñar escribir Germinal. Ahora ya lo hace.
Se le lleva delante de un pizarrón colocado en su caballete, y con un lápiz entre los dientes escribe lo que ha aprendido.
El Doctor Rohuet habla con calor de sn brillante alumno en los términos siguientes: Con respecto a la escritura he hecho observaciones interesantes: mi caballo escribe todos los días y conservo sus escritos desde hace unos tres años. En este acto me parece que Germinal demuestra tener mucha inteligencia y memoria. El sabe que debe mover la cabeza de una manera dada para trazar una letra; para que los rasgos salgan bien, sabe que debe apretar el lápiz con los dientes de tal modo, que se mantenga siempre derecho; la letra mejor formada es siempre la última, no porque le sea más fácil que las otras, sino porque comprende que con esa termina su tarea.
El caballo es tan inteligente como el perro; éste parece ser superior él, sólo porque viviendo siempre en la casa, en la intimidad de su dueño llega desarrollar mejor su inteligencia.
Hay que vivir, pues, con el caballo, cuidarlo, tratarlo bien y ejercitar sus facultades todos los días, y se verá que es tan inteligente com el perro. 1056 San José.

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