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Nos enfants au collége, POR MAURICE DE FLEURY París (Collin, editeur. El profesor Debore, decano de la facultad de medicina de París, ha presentado la Academia, con especiales recomendaciones, este libro que acaba de publicar el doctor Maurice de Fleury.
El autor examina la vida física del colegial francés y comprueba que no se le presta suficiente atención; en cuanto a la vida moral, afirma que su existencia pasa ignorada en los métodos pedagógicos. Piensa que los liceos no se ocupan más que de las cosas de orden intelectual y no siempre con acierto, Concluye que la educación secundaria es verdaderamente defectuosa.
Algunas observaciones de este libro que valen la pena de consignarse: Nuestras clases están llenas de pequeños neurasténicos, de niños cuya nutrición es pesada y lenta, otros de desarrollo insuficiente excesivo, dispépticos o que presentan señales no dudosas de artritismo de nervosismo: son así por nacimiento y por herencia. Como no guardan cama y como su aspecto exterior no difiere notablemente del de sus compañeros, no se les considera enfermos; se les acusa de indolencia, de falta de voluntad, de pereza. Se les castiga o, más a menudo, se prescinde de ellos, precisamente cuando sería necesario atenderlos de una manera especial, fin de obtener algún resultado. Son semi enfermos, que pueden sanar, pero a quienes es preciso aplicar un tratamiento; asunto de médico y no de pedagogo. La salud del estudiante debería ser sometida exámenes periódicos inteligentemente practicados.
En lo que se refiere la enseñanza, opina Mr. de Fleury, que lo espiritual corresponde los padres y educadores especiales y que el profesor debe desarrollar el espíritu científico. La mayor parte de los educacionistas está conforme con estas ideas.
Las ciencias físicas y naturales, precisamente porque inclinan el espíritu la observación y la experiencia; porque suprimen el argumento de autoridad; porque demuestran lo que afirman: porque no son otra cosa que el conocimiento y la clasificación de los fenómenos de la vida, son las únicas que ejercitan el juicio personal y obligan la inteligencia ponerse en contacto con la realidad.
Es un error cambiar la materia de las clases cada hora. Son muy preferibles las clases largas sobre cada materia, entrecortándolas con recreos, Es absolutamente necesario que el estudiante aprenda nociones de higiene. Los establecimientos de educación deben tener su cargo el triple cuidado del cuerpo, del espíritu y del carácter.
FILM Buenos Aires 1084
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