Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Todavía puede resonar sobre el mundo el: Cedant arma togae, y ser la Haya, como un areopago, la capital de las naciones.
La ciencia ha triunfado de la fiebre en Nueva Orleans, y lo que amenazó ser una epidemia que paseara su estrago por el inmenso hogar de la ciudad ha venido ser simplemente prueba irrecusable de que la fiebre amarilla no debe temerse sino allí donde las autoridades no tomen con anticipación las sencillas cuanto eficaces precauciones necesarias para exterminar el mosquito que la propaga.
Entretanto el pánico que entre los ignorantes ha causado este tris.
te regalo del trópico hubiera podido atenuarse si junto con la estadística de la peste se hubiera publicado la de la tuberculosis y otras endemias inortíferas contra las cuales la ciencia está aun casi inerme.
Enumerar las ciudades en que hoy reinan pestes colmaría una página de esta revista. El cólera está en Shangay, Bombay, Calcutta, Madrás, Manila, Singapore, Hamburgo y en regiones interiores del Asia y de Europa La fiebre amarilla en Da Kar, Río. Sao Paulo, Beliza, Tenerije, Guayaquil. Livingston, Lacapa, cuatro puertos de Honduras, cinco de México, en Colón y las costas pacifica y atlántica del Istmo y en Maracaibo. Cuanto a la peste bubónica su actual jurisdicción comprende la Colonia del Cabo, Arabia, Australia, Brasil, Chile, China, todo el Egipto, Formosa, Manchester, Hawai, la India, el Japón, Mauricio, el Perú. Luzón. Singapore y Adalia en Turquía.
La civilización propaga por igual el mal y el bien: su marina mercante y sus armadas llevan la antorcha iluminadora de las sendas futuras y llevan la desolación de la peste y la guerra por la redondez del orbe. la civilización no se detiene.
Avante va y pide la ciencia que contenga las plagas que forman en su cohorte y la filantropía á la diplomacia que encadenen la guerra.
Ya Hugo dijo que la ruta del progreso es una interminable sucesión de tumbas.
Un accidente en los ferrocarriles elevados de Nueva York, por los cuales transita diariamente un millón de pasajeros es cosa de ponerle los pelos de punta medio Nueva York. Nunca hasta ahora había perecido un pasajero por accidente en esas líneas. El primero ocurrido el 11 de este setiembre, ha sido sin embargo gravísimo. Las líneas de la novena y la sexta avenida bajan por unos mismos rieles desde lo alto de la ciudad, calle 155, hasta la calle 53 en donde arranca en rápida curva un ramal que recorre luego la sexta avenida, mientras la línea de la novena sigue recta hacia abajo. Hay una torre de señales y cambia vía en ese entronque. Un tren de cinco wagones con los discos distintivos de la novena bajaba las siete y media de la mañana del 11: la torre señaló vía franca: avanzó el tren una velocidad de 15 millas por hora y al llegar a la curva notó el maquinista que las señales habían sido cambiadas y que el tren se lanzaba a la curva que es rápida y descencional una peligrosa velocidad. El empleado de la torre creyó poder cambiar todavía tiempo los chuchos, pero ya el primer carro había pasado y el segundo al entrar en distinto riel, descarriló; la guarda baranda chocó contra la casa esquinera y fué dar abajo la acera con su carga humana, mientras el tercer carro contenido ya en su impulso chocó contra un balcón de hierro y sirvió de puente a los pasajeros para escaparse por la habitación de una buena señora cuyo mobiliario destrozaron en el pánico de la fuga. 12 muertos y 42 heridos, algunos de ellos de suma gravedad, fueron el resultado del siniestro. De El Aotericano)
Este documento no posee notas.