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Junto al piano Stella Carrillo Muy afectuosamente Para Paginas Iestradas Volvió su rostro y me miró. Tenía En la mejilla impreso, En un marco sonriente de alegría, El rastro de aquel beso Con que de pronto interrumpí la grata, Por siempre inolvidable melodía, Que brotaba al conjuro de su mano Del armonioso dominó del piano.
En el silencio de la noche huía La cadencia postrer de una sonata De Méndelson, el dulce y triste hermano De la melancolía. Ay. Estabas aquí? murmuró luego, Prendiendo de mis ojos su miradaNo pensé que a mi lado te trajera El eco de esta música encantada Que en otro tiempo tu delicia fuera.
Me juzgué como siempre, abandonada, al viejo guardador de mi ventura Que nunca me traiciona ni me olvida, Contaba en mi amargura Las sombras de dolor que hay en mi vida la puesta del sol de tu ternura; él preludia ba la canción sentida Que las escuchado, la que siempre escucho En esta soledad, mientras mis hijos Duermen, soñando que me quieres mucho. Verdad que es triste la canción? Diría Que en ella una alma gime. Por qué tiene el dolor esa poesía, Esa música, esa honda melodía Que conforta, que eleva y que redime. Recuerdas? Es la misma que tocaba ruego tuyo en noches venturosas, Noches inolvidables por lo hermosas, De un amor que mis horas encantaba.
Tú eras mi novio y siempre me decías: logo

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