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Discurso Pronunciado por el Doctor Alonso Reyes Guerra, Profesor del Colegio Superior de Señoritas, en el acto de colocar en el lón de honor de ese establecimiento, el retrato del Licenciado don Mauro Ferudindes, el dia 18 del corriente mes.
SEÑORITA DIRECTORA: El Colegio Superior de Señoritas, por feliz iniciativa de sus alumnas y con el apoyo decidido de su personal docente y administrativo, se ufana de adquirir y colocar en su salón de honor el retrato del Licenciado don Mauro Fernández; y al hacerlo, se cumple con un estricto ineludible deber de justicia, y puede, con toda propiedad, decirse que se consuma la verdadera apoteosis del eminente estadista quien, su tiempo, con mano hábil y afor.
tunada, con ánimo exaltado por el amor la verdad y al bien, trazó radicales y acertadas reformas la organización de la enseñanza y dio carácter y notable impulso, sin precedentes, al progreso intelectivo de Costa Rica.
Sí, la apoteosis, el solo premio lúcido que corresponde los buenos y distinguidos varones: la corona de verde laurel que sobre la frente simboliza enaltecedores triunfos, y el aplauso altísono y lisonjero de la Historia! Porque no es una voz, sino un maravilloso concierto de voces dulces, puras y sonoras el que saluda hoy al inolvidable y eximio campeón de la enseñanza nacional, Licenciado don Mauro Fernández. Es la espléndida y encantadora florescencia del pintoresco jardín patrio, la ingenua niñez y la juventud her mosa. la que se junta aquí, en actitud reverente, bajo el secreto poder de las más tiernas emociones, con el alma febrilmente alborozada, sintiendo arder en lo intimo del pecho el fuego sa grado del entusiasmo y dilatarse palpitando y desbordarse el vivo sentimiento de un intenso afecto y de un respeto profundo; es un coro soberbio como de ángeles suspendidos de su celeste plumaje en espesas nubes blancas y de oro; es un conjunto delicado de graciosas vírgenes, de corazón y entendimiento en flor, con sus tersas mejillas en suave púrpura encendidas y dibujada en sus labios de carmín una casta sonrisa; son lozanas rosas y tímidas violetas y frescas margaritas, la armonía y la fragancia, las que comparecen en apuesto grupo gentil y entonan su himno elocuente y conmovedor, su canto lírico, de molodías sublimes, su alabanza sencilla y magnífica, su religioso tributo de gratitud y de admiración la memoy ria venerada del más ilustre y esforzado de sus apóstoles intelectuales. Es la inmaculada conciencia nueva la que se adelanta, majestuosa y altiva, y se muestra con toda su virtud simpática y con todo el brillo de sus divinas galas inocentes, y consagra. en modesta forma, pero solemne, el esclarecido nombre de su bienhechor, y lo envuelve en la eterna aureola de la inmortalidad, y lo graba indeleblemente, con la elegante y correcta fisonomía que lo 1106
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