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Gerardo Matamoros He aquí una personalidad que, no obstante su modestia, se hace sentir de un modo saludable en distintas esferas de actividad y que representa con ventaja el tipo del hombre en quien sobresalen una misma altura el trabajador, el intelectual y el ciudadano.
Circunscribimos aquí el concepto de trabajador, siguiendo en esto una nomenclatura un tanto caprichosa, pero corriente, al hombre que emplea sus energías mentales y sus fuerzas en labores pertenecientes al dominio de lo tangible y manual.
El señor Matamoros, efectivamente, se dedicó desde muy joven al aprendizaje de la mecánica, cual, como bien se sabe, tiene de oficio, pero tiene también de ciencia, y llegó no solamente ejecutar con maestría la parte manual que puede ser obra del operario cuidadoso, pero inconsciente, sino que también estudió, dominó y aplicó con conciencia las leyes que rigen los fenómenos trascendentales de la mecánica. El señor Matamoros no ha sido, pues, un trabajador vulgar.
Existe en esta ciudad un taller de mecánica que él organizó y dirigió durante largos años, con talento, habilidad y perseverancia, y que, gracias a los trabajos difíciles que en él se hacían, llegó compe Fot. Rada tir con los talleres de igual índole Don Gerardo Matamoros DIRECTOR DE LA IMPRENTA NACIONAL en que empresas poderosas, como el Ferrocarril del Atlántico, atienden sus propias labores y sirven al público.
Varias obras de importancia salieron del taller que dirigía el señor Matamoros y ellas atestiguan, muy honrosamente sin duda, la competencia y la habilidad de este distinguido artesano costarricense.
Esta clase de labores suele absorber todo el tiempo que el hombre ordinariamente consagra al trabajo; pero el señor Matamoros, que no abandonaba un momento su tarea fatigosa, hurtó las horas de descanso el tiemEDÓN acaba de Londres, y eron ellas anta, fue aciente la urandera.
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