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AN Están próximos los tiempos en que, como los versos de los poetas, el caballo de carrera metamorfoseará la estagnación y reemplazará la tortuga y el molusco en el vocabulario de las imágenes. Una silla será un objeto casi inexplicable, expuesto en el museo de Cluny, con un cartel que explique el uso preada mita que hicimos de ella.
Los inventores explotarán nuestro estado de frenesí y lo aliviarán, y sin duda, por medio de admirables perfeccionamientos de las precipitaciones existentes. En el interior de trenes relámpagos los que pasen en ellos de Oriente Occidente, y vice versa, el tiempo indispensable para estornudar, irán en automóviles que contengan velocípedos. como las cajas chinescas van una dentro de la otra. en los cuales el viajero pedaleará y kilometreará, para hacerse la ilusión del movirriento en la inmovilidad, y vivir, vivir, brazo partido. Perezoso? Sí, lo soy; pero en materia de velocidad, mi medida extrema es la de rienda suelta, lo cual ya da una marcha bastante honorable. lo menos, permite ver en dónde se cae y contra qué se van a extrellar los riñones. Permitid que permanezca así hasta el día en que se me demuestre que el objeto de la vida es hacer nudos de aire en el vacío salvar en treinta y dos segundos la distancia entre París y Burdeos, sobre las alas poderosas del petróleo.
Yo he observado en mis viajes que por rápidamente que se marche, siempre llegan a todas partes dos concurrentes antes que nosotros: el tiempo y la muerte. El match es desigual y la lucha es imposible.
Oh! mis caras pantuflas, mi bata de cuarto y tú, santa pipa, que encalzono en el rincón de la chimenea, leyendo, y releyendo las obras maestras de las épocas lentas, que todo gire y voltee, yo siempre os seré fiel!
EMILE BERGERAT cia de tra de dec ob la mejor belleza en la mujer da: igi de Magia hay sin duda en la hermosura externa de la que con sus gracias se envanece, cual diosa en los festines resplandece, y ante la cual el hombre se prosterna.
Ра וות en ра ро Pero hay otra beldad que dulce y tierna, su puro hogar anima y ennoblece y en su ser celestial símbolo ofrece de la belleza inmaterial y eterna.
Ante el humano orgullo menos brilla: modesta en el hogar, santa en el templo, cautiva más con su virtud sencilla: su tel de en se serena, afable, honrada y hacendosa, todas sirve de glorioso ejemplo, y esa noble mujer es siempre hermosa.
MARQUÉS DE VALMAR de 1152

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