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La delicia de un anhelo, dirige sus miradas Al Oriente Donde asoma sus destellos un ideal de redención.
En los tiempos ya lejanos de mi infancia, que hoy evoca Con afecto mi memoria, Tristes días De una historia De infortunios, de pobrezas.
En que irguieron sus cabezas Mis primeras rebeldías.
No sintió jamás mi frente, Dulcemente.
Suavemente Marta, Mercedes, Amparo y Alfonso Zeledón Venegas Fot. Paynter La caricia de esas manos de los padres, que en la cuna De los niños, Depositan sus cariños Esta noche, noche buena de placeres y alegrías.
El hogar ¡cuán solo estaba!
Ni un arrullo, Ni una ofrenda.
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