Guardar

era risueña y qué pronto recibirían el beso cariñoso. Caminaba. y siempre igual. Todas las casas se veían iluminadas: se oía la risa, el contento.
Era Noche Buena. Derrepente oí un piano, luego una voz de mujer. Me detuve oir aquella romanza que sentía tragármela y que tanto me alivió.
Calló el piano. No oí más voces. Muy en seguida un estrépito de campanas me sacó de mi cavilación y en ese momento un «Aleluya. Aleluya. resonó en aquella casa. y luego carcajadas y alegría. Jesús nacía!
Me descubrí para recibir el beso de mi Madre, que me enviaba en aquellos momentos y ine figuré que la nieve que caía sobre mi ca.
beza, eran las blancas bendiciones que ella me mandaba desde lejos. Aquellas campanas me estremecieron, me llenaron de alegría y tristeza. y sin saber por qué y sin darme cuenta, corrí como un loco liasta que desemboqué en una plazoleta.
Me detuve. Miré al rededor y allá, en un rincón, divisé un grupo.
Dónde ellos. me dije Yo quería estar con alguien.
Buenas noches. Me miraron extrañados. Eran un hombre, una mujer y dos niños.
Buenas noches me contestaron.
Aquel hombre tenía un fonógrafo que explotaba. Le pagué para oirlo.
La mujer sonreía, los niños jugaban, el hombre los contemplaba.
Aquella familia bajo un diluvio de nieve, eran felices en aquelinstante. Hasta aquellos desgraciados se unían para pasar juntos la Noche Buena. yo. seguía caminando y pensé: con mis recuerdos y con mis pensamientos en el hogar lejano, 110 estoy también acompañado. con tan leve consuelo me dirigí mi casa, donde encontré mi habitación tibia y confortable.
Tu Noche Buena fué bien triste, le dijo alguien, y le sonreímos al amigo.
Diciembre de 1905.
STENIO EN UN BOSQUE de Silecia ocurrió una horrible trajedia entre unos gitanos.
Se batían dos hombres puñaladas disputándose una mujer, en cuya presencia ocurrió el combate. Sentada en el suelo, la sombra de los árboles, observaba, en silencio, la sangrienta riña. Los rivales, ya heridos, jadeantes y coléricos, lucharon largo rato con ferocidad. Por fin, el más fuerte da una estocada en el corazón su enemigo y lo derriba muerto los pies de la mujer. El gladiador victorioso y bañado en sangre quiere hincarse delante de la bella que, por toda recompensa su valor, le da un balazo en el pecho y le mata en el acto. Está arrestada. La policía la encontró sentada junto a los dos cadáveres.
1176

    Notas

    Este documento no posee notas.