Guardar

todo la trampa) y se reunían en grupos animados interesantes. allí lo de enseñarse unos a otros los regalos; allí el elogio que cada cual hacía del suyo aun cuando en la cara tuviera pintado el descontento; allí también las proposiciones de cambio hechas de prisa, entre vacilaciones, pesar de los elogios anteriores.
Cuando la distribución iba a empezar, un hombre de buena voluntad dijo estas palabras: QUERIDOS NIÑOS Hay en la vida, al lado de las pobrezas de los hombres al lado de sus necesidades, al lado de sus infortunios seres compasivos que consuelan y fortifican, que ayudan y salvan los desgraciados con el influjo de su bondad.
Gratitud eterna para las almas buenas que comparten con los pobres su pan y su alegría. Gratitud eterna también y honor inmarcesible para los que. com prendiendo y sintiendo la inmensa ternura que hay en el inocente corazón de los niños esa ternura no aprendida que con el más simple motivo se anega en los raudales del llanto gorgea entre las notas argentinas de la risa la buscan, la congregan, para darle esos inolvidables instantes de placer, cuyo recuerdo queda flotando en la memoria de los hombres por toda una existencia, refrescando los ardores de su congoja, suavizando los arrebatos de su cólera, endulzando los amargos ratos de su desesperación.
La fecha de este día, con tanto regocijo celebrada en casi todos los pueblos de la tierra, marca en la historia de las revoluciones profundas, el nacimiento de un hombre singular que trajo un evangelio nuevo de amor, de paz y de fraternidad, que, aunque todavía no ha logrado establecerse definitivamente sobre el mundo, será la salvación de los hombres en el porvenir.
Por eso con los niños se celebra esta fiesta. Porque ellos son los que llevarán hacia el futuro la buena semilla del amor y del bien. Porque ellos son la encarnación más pura de la inocencia y de la libertad.
La voz de la generosidad que os ha llamado aquí, proclama ante la sociedad de nuestros días que los pobres también tenéis derecho a la alegría. La sola consideración de vuestra infancia, os lace acreedores la felicidad.
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