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Páginas dē álbum ANGELA.
La vida del ensueño es la única vida dichosa para las almas castas.
La fantasía despliega sus brillantes alas y, con vuelo invisible, sube a las inmensas regiones de la ilusión en el delicioso mundo de los hermosos ideales. Contempla los atributos de la suprema belleza; toma aliento en las fuentes mágicas de la fuerza; de la luz pura recibe las divinas caricias; conversa con los graciosos genios del amor y la verdad, y embriágase en la infinita dulzura de una música encantada, divina y eterna, y corre, en sublime delirio, por todas las alturas, gozándolo todo y como seducida por los esplendores de un cielo lleno de apacible claridad, en donde reinan la alegría y el bien, asentados en el augusto trono de oro de la justicia; baja, por fin, silenciosa, tranquila y sonriente, dominada por la fatiga y, de nuevo, entra y se aduerme en su humano lecho. Otro día, con la aurora, despierta feliz, ardiente, prende veloz su misterioso viaje. Oh, la vida del ensueño, la dichosa vida para las almas castas!
ELOY emA ROSA. No la veis. Monta en alado corcel; flota en lo inmenso y sube al firmamento en hilos de luz, se hunde en el abismo en espeso manto de tiniebla; la seduce el ruido atronador de las olas, rompe con ellas en espumas, en diamantes; baja a los profundos y obscuros senos de la mar, coge perlas, toca las puertas de soberbios palacios de rojo coral, sorprende a las hermosas nereidas, sus graciosas majestades. en deliquios fantásticos, y, conmovida, huye, vuelve al espacio: es el relámpago, estalla en el trueno que aflige, cae con la lluvia torrencial que refresca el ambiente, fecunda la tierra y sustenta todo lo que palpita bajo el Sol. El cielo está límpido; se desliza por su bella superficie de zafiro embriagada en la caricia de fuego de los astros; no pára, recorre otro mundo, asiste al nacimiento de otro día, admira el alba de otros seres, padece fiebre, siente espantoso decaimiento de fuerzas, delira. Héla allí, va por las praderas aspirando su fragancia y bebiendo las rosas su exquisito néctar; desaparece. En medio de la batalla saluda al genio y glorifica los héroes; ha ganado ya la cima gigantesca de la montaña, domina el horizonte, lo salva y penetra en el corazón de sombrío bosque, mudo, desierto, aterrador. Ahora pasa, como exhalación, de un árbol otro; descubre en los nidos sublimes idilios de amor. Luego, con las alas extendidas, como para emprender su vuelo, goza con las últimas armonías de la música de las selvas. Oh, qué linda ha renacido! Es preciosa náyade que se detiene la margen pintoresca de murmurante arroyo; vedla, es la imaginación!
ARGOS 1209
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