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ves sin eco!
Para Páginas Ilustradas Oyes. Sí: un volcán que ruge y truena En su caverna de fuego y de granito. Es mi corazón. que cada pena Se revuelca en su cárcel. y da un grito!
II. Qué veis. Sobre el espacio puro La parda nube dilatarse umbría. Es el dolor inexorable y duro Ay! enlutando la conciencia mía!
III. Sientes. La brisa que arrulló la palma. Con su eterna cadencia de proscrita. Ese es el canto del dolor de mi alma Desesperada en su pasión maldita! SOLERA VÍQUEZ EL GATO II Hay en su piel la suavidad del raso, y en sus pupilas, de atracciones hondas, esa fosforescencia de las ondas cuando las hiere el sol desde el ocaso.
Ondulación de mar hay en su paso, lleno de dejadeces; gusta en rondas, por las noches, errar bajo las blondas miradas de los astros al acaso.
Busca mullidos muebles do, despierto las horas pasa en actitud de esfinge con el ojo de fósforo entreabierto, Cual si evocase historias del pasado, sumido en un éxtasis; y finge en su quietud, un ídolo sagrado.
Tienen: su salto, fuerza prodigiosa; sus ojos, sugestiones de hechicero; y sus garras el temple del acero; y sus labios, las granas de la rosa.
Coqueterias de mujer hermosa hay en sus actitudes; el primero es en la pulcritud; cifra su esmero en la limpieza de su piel lustrosa.
Por los viejos divanes travesea; se desliza en las sombras ágilmente; hay belleza salvaje en sus enojos. en la cumbre de alguna chimenea finge en la oscuridad trasgo silente que tuviere dos ascuas por dos ojos.
Rubén Mogollón Carrizosa 1236
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