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«Guantes para sus manos. En la Estepa. La cacería de manaposas. Los dos ciegos. son piezas de ese arte tendencioso y gallardo que hoy se abre paso en la vida moderna, los mandobles de su brochazo atrevido, de su nota pujante, de su prosa fuerte y sobria, de su verso sano, fresco y alegre.
Todavía en este libro campean lirios enfermos, genuina representación de esa anemia literaria de que va curando Troyo. Todavía hay más de un dejo de estéril decadentismo en esas páginas que parecen secciones de un carmen viejo resembrado, donde quedaran olvidadas antiguas simientes. Pero ello es natural. ahora, al tropezar con esos brotes, sólo vemos en ellos adorables muestras de esperanza, al contemplarlos aislados en el campo.
La obra enfermiza de Rafael Angel Troyo se ha tornado sana, llena de juventud y de energía. El artista dejó la ruta alfombrada de mustias flores blancas, y gana ya el sendero cuajado de claveles de fuego y rosas de alegría.
Al ponerse el sol de su opulencia en el amplio horizonte de su existencia actual, las avecillas mercenarias de la adulación huyeron en busca de otros dorados resplandores. Es la hora, pues, de que los pensamientos generosos, salvo ya de las sospechas del interés, vengan dar su efusiva enhorabuena quien ha menester del aplauso y del consejo honrados para ascender por la pendiente de una tendencia provechosa.
Mi felicitación de aficionado, aquí está para el artista José Maria Zeledón EN SIAM hay gatos sin cola y con ojos color de púrpura. GEORGE SALOMAN, de París, posee una colección de más de 700 libros pequeñitos, de los cuales el más grande sólo mide dos pulgadas de largo por una de ancho.
EN SUECIA está prohibida la venta de licores fuertes mayor precio de principal y costo. Las autoridades locales son las encargadas del expendio de las bebidas espirituosas, y ellas nombran estanqueros sueldo para que se encarguen de la venta arrienden este privilegio alguna compañía que les devuelve los productos después de cobrar un opo sobre el capital que invierten. La tarifa de los precios es fija y los licores se expenden prácticamente como cuestan.
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    José María Zeledón
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