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Siendo el Volcán de Poás un geysero, como lo demuestra su actividad, es indudable que la violencia de las erupciones está en relación directa con el largo de la chimenea, y es muy lógico suponer que cuando el lago esté más lleno que de costumbre, las erupciones sean más grandes, y viceversa.
Observando el cuadro anterior, se nota que las erupciones grandes pequeñas no tienen ninguna relación con el nivel del lago. De este hecho puede deducirse que la chimenea del Poás es tan enormemente larga que metros más de presión del líquido 7 metros menos no ejercen influencia notable en la magnitud de las erupciones.
Las diferencias tan notables que se notan en ellas son debidas otras causas no suficientemente estudiadas hasta ahora. Existía un especial interés en hacer un reconocimiento del borde entero de la laguna. Las noticias un tanto fantásticas que refieren los vecinos del volcán los turistas, acerca de la producción de grandes llamaradas en el borde setentrional, como consecuencia de la combustión del azufre, nos convidaba a hacer una visita al borde entero de la hornilla. Una circunstancia parecía favorecer nuestro proyecto de exploración: las aguas habían dejado angostos desfiladeros entre las peñas y la laguna. Bien pronto nos convencimos, sin embargo, de la poca utilidad que nos prestaba el desfiladero, pues las aguas, batidas cada momento por las continuas erupciones, producían un oleaje tan fuerte que nos obligaban escalar las rocas más altas de la orilla. La operación se hizo con buen éxito, aunque duró una hora y media. causa de las dificultades de la marcha. Durante ella se pudo constatar la existencia de un gran número de arroyos de aguas un tanto aciduladas, pero cristalinas, que alimentan y surten la laguna, así como también la de otros muchos cauces sin aguas, pero que seguramente las llevan en la estación de las lluvias, juzgar por la gran profundidad que se advierte como resultado de su fuerza erosiva. Uno de ellos fue bautizado por nosotros con el nombre Canjilón de Góngora, por haberse caído en él el socio que responde ese apellido.
De las supuestas llamaradas que ya habían llamado la atención del Doctor Franzius cuando visitó por primera vez el volcán, no se encuentra vestigio alguno. Sólo se descubren en la parte Oeste de la hornilla algunas peñas en que el azufre se halla en gran abundancia, y unas cavernas que despiden gases de hidrógeno sulfurado. Durante esta excursión al fondo del cráter, se tomaron varias fotografías, se recogieron muchas piedras de las que arroja el mismo Gruta que despide hidrógeno volcán, como yesos, piedras pomes, tobas sulfuroso 1259 Bioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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