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Poemas del alma Por Rafael Angel Troyo Para Páginas Tlustradas Acabo de recibir Poemas del Alma de Rafael Angel Troyo, con una cariñosa dedicatoria que, por supuesto me llevó leerlos. Bien podía guardarme in petto la impresión que me causó la lectura y no dársela Troyo ni al público. Pero este afán de emborronar cuartillas, algo así como un vicio que no tiene sociedades de temperancia para prevenirlo o curarlo, es veces superior toda cuerda discreción. Además, de creerse es que el empeño de esa ardua tarea pidiera, para calmar el ansia, un desahogo tal que no valdrían quizá sociedades de temperancia para el gremio de escritores, y que cada uno hallara menudo ocasión fácil de quebrantar la abstención. Siquiera este mal de escribir con preparación o sin ella para el público, mal por cierto muy inferior otros, se evita con no leernos; mientras que no tiene, digamos, el alcoholismo, tan sencillo medio de conjurarlo, y cunde en la América dando motivo estas o parecidas palabras de un escritor inglés: La América nos la entregará el alcohol. Tal vez, digo yo, como han vendido los pieles rojas sus campos los yanquis de otro modo más despreciable. entonces, degenerada nuestra raza y más abatida por su impotencia, ni Poemas del Alma, ni otras obras de edad y fama indiscutibles entre nosotros, tendrán admiradores o imitadores. En resumen, escribo para el que disponga de tiempo y buena voluntad; y al que no disponga de ellos o que tenga como de ningún valor estas cosas, le bastará con no leerme para no rabiar. pasemos al asunto.
Entre los libros que suelen regalarme sus autores de por acá y de la vecindad, los más bien vestidos son los de Troyo: son libros aristocráticos, pulidos, de camisa tiesa y bien aplanchada. Me figuro al amigo Alsina buscando, para complacer al autor de Poemas del Alma, el mejor papel, tipos nuevos, buen encuadernador, y vigilando constantemente al prensista para que no vaya salir un cuadratín pintado en la mejor página, o un renglón muy negro y otro con la tinta desvanecida. Allá el que también tiene especial complacencia en su arte profesional. Si confieso que no me gustan los blancos que el libro tiene, y que me es más molesto verme obligado cada momento pasar muchas páginas para llegar lo impreso, que leer un cuentecillo decadente con un enorme pecado capital contra naturaleza.
Cuando ví los Poemas del Alma, en seguida recordé Terracotas y Ortos del mismo autor. Corazón joven es una novela cuya impresión no diré ahora, pues quiero ser breve. Yo hubiera editado en uno solo los tres tpmitos porque apenas así forman los tres un tomo corriente de lectura. Pero esto es cuestión de gusto, y no niego que es agradable recoger de cuando en cuando las emociones correspondientes a la publicación de una obra nueva. Me imagino, por otra parte, que Troyo ha sacado luz sus producciones en tres tomos distintos, porque el contenido de cada uno debe de marcar una época distinta de su labor literaria. Por lo menos el último, con más ideas y cuidado escrito, así lo hace presumir.
Sea como fuere, lo que es yo no armaré polémica por una cuestión harto 1263 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cuqura y Juventud Costa Rica

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