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COSTUMBRES DEL GUANACASTE Para Páginas Ilustradas Es el 25 de julio, día de Santiago, como si dijésemos, el Derby de los ingleses para la provincia del Guanacaste.
Un año entero esperan con paciencia digna de Job los campistos guanacastecos tan deseado y esperado día. Durante un año, agotan todas sus habilidades y destrezas hípicas en domar y educar al potro salvaje para que les dé honor y fama y llegue a ser el campeón en la próxima lucha que tendrán que sostener. La víspera llegan de todas las haciendas de ganado, mandadores, sobrestantes, sabaneros, vaqueros, realeros, etc. etc. no quedando en las dichas haciendas ni aun las cocineras y teniendo que buscar con dificultades mil un cuidador, que es generalmente un antiguo y apciano sabanero.
Hacen generalmente la entrada triunfal en el pueblo, de cinco seis de la tarde. Va el mandador la cabeza, con todos sus arreos campistos.
soga, botas, amarraduras, cuerno donde se guarda la indispensable carbolina, agudo cacho de venado, que les sirve en lugar de lezna, y el carrizo para beber el rico y espumeante vino de coyol. Luego vienen los sobrestantes y sabaneros, cada uno con sus correspondientes arrebiatas, que no bajan de diez caballos cada una, todos ellos bozaleros, ninguno frenero. Las mozas del pueblo, luciendo sus mejores trapitos de coger misa y ataviadas con sus más brillantes cintas de colores, los esperan, ansiosas de presenciar el desfile, con sus cabellos sueltos y ondulosos, negros como el ala del cuervo, y empapados en manteca de res frita con azahares de naranjo agrio, que despiden un cierto olorcillo un si es no es repulsivo. Esa misma noche, en las tres cuatro taquillas del pueblo (digámolo de una vez, Bagaces) se hacen los pronósticos sobre la lucha del siguiente día, haciendo juicios varios de quienes abriguen mayores probabilidades de éxito. Unos (que son la mayoría) opinan que los vencedores serán los miravaleños, por ser sitio de altura, tener fuerte cascadura sus caballos y estar muy duchos en la carrera; otros son de parecer que serán los cirueleños, por ser sus caballos más ligeros, estar menos trabajados y restarles aún un poco de la antigua raza chilena: y, por fin, otros son de opinión que la gloria será para los catalineños, por ser sus caballos los más resistentes y valerosos y estar más acostumbrados al penoso y rudo trabajo de correr el brioso cimarrón y contar con los más diestros y atrevidos campistos. las 10 el pito del policial se hace oir y ordena cerrar los establecimientos, suspendiéndose las conversaciones sobre el torneo del siguiente día y marchándose cada mochuelo su olivo.
Al fin llega el tan deseado día! Por la mañana, antes de las principia la limpieza de los potros, que consiste únicamente en un baño en el próximo río con jabón de Bagaces; luego viene la toilett; se les ponen las mejores y vistosas jáquimas, hechas de finísimas crines y llenas de florones, en los cuales abunda el rojo y el amarillo, llevando el imprescindible tapa ojos, hecho por las trigueñas manos de sus novias amigas; son éstos bordados en lana de diferentes colores y llevan casi siempre un corazón he1294

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