Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Satanás, que era tan goloso como flojo, aceptó al punto, y el día con venido se puso su mejor traje y tomó el camino del monte.
San Miguel lo hizo sentar frente a una mesa magnífica y le sirvió como principio un vol au vent de crestas de gallo, después salmonetes con crema, luego, una pava rellena con castañas y una pierna de cordero en adobo, que se deshacía en la boca. Bebieron cidra pura y espumosa y vino chispeante y rojo; después de cada plato tomaban también una copa de la vieja chicha de manzana.
El Diablo bebió y comió como un Heliogabalo, hasta el punto que se sintió molesto; entonces, Satanás huyó desatinado, y el santo, cogiendo un garrote, lo persiguió. Atravesaron corriendo las salas bajas, dieron vueltas alrededor de los pilares, subieron las escalas aéreas, galopando a lo largo de las cornisas y saltando de gárgola en gárgola. El pobre demonio huía, enfermo hasta dar lástima, de la morada del santo. Se encontró, por fin, sobre la última terraza, la más alta, desde donde se descubre la inmensa bahía con sus aldeas lejanas, sus arenas y sus campos, Ya no podía seguir escapando, y el santo, dándole un puntapié furioso en la espalda, lo lanzó como una pelota través del espacio.
Satanás cruzó como una flecha el cielo y fué caer pesadamente frente la ciudad de Mortain. Sus cuernos y sus garras se incrustaron profundamente en la roca, que conservará eternamente las huellas de esta huída del Diablo. Se levantó de allí estropeado y cojo para siempre, y mirando lo lejos el monte fatal, iluminado por el sol poniente, comprendió que sería vencido siempre en esta lucha desigual y partió, arrastrando su pierna, para países lejanos, abandonando su enemigo sus campos, sus colinas, sus valles y sus prados.
De este modo, San Miguel, patrón de los normandos, venció al Diablo.
GUY DE MAUPASSANT María Luisa Bonilla Las campanas de la torre suenan quedo y quejumbrosas, porque ella ha muerto.
Las flores en el jardín están tristes y están mústias, porque la más preciada clavellina ha sido tronchada por el implacable huracán; por eso, las flores, sus hermanas, están tristes y están mústias.
Los pájaros en el boscaje no cantan, porque el ángel del silencio está sentado sobre su tumba.
Amanece, en el mundo de las almas.
Francisco Fonseca 1300
Este documento no posee notas.