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Brindis del Director de LA PRENSA LIBRE ofreciendo el banquete JULIO FLOREZ Amigo y admirador de Julio Flórez, muy grato es para mí verlo en esta mesa rodeado de distinguidas personas que, unidas él en esa comunión de ideales que la distancia se establece entre almas que se comprenden, han acudido con cariñosa solicitud en esta noche estrechar su mano, su paso por Costa Rica.
Poeta: en las personas aquí presentes tenéis lo más saliente de la intelectualidad literaria del país. Entre ellas no sois un extraño. En cada corazón encontráis formado ya un afecto para el bardo que sufre, y que, al dejar la Patria en busca de aires menos candentes que los de nuestras recias y pertinaces contiendas, ha querido visitar esta tierra del trabajo, de la paz, de los grandes y rápidos progresos y de la franca y cordial hospitalidad.
Señores: la lira de Julio Flórez gime y tiene notas de honda amargura, porque lleva en sí condensados todos los dolores que, causa de las desgracias políticas de Colombia, le ha tocado sufrir a la generación que él pertenece; sus tristezas no son las de un hombre, son las de un pueblo, y si las del bardo que aquí tenéis presente son tan grandes, es porque Colombia en sus últimos tiempos ha sido muy desgraciada.
Costa Rica, que se distingue entre estos pueblos de la América Hispana, por su buen juicio, por su elevación de miras y por su alto espíritu de fraternidad, tiene en vosotros los representantes genuinos de esos altos ideales: almas grandes, corazones generosos; como representantes que sois del alma de un pueblo que sus primeros pasos ha adquirido tal cultura moral, sabréis llevar el bálsamo del consuelo que dan los afectos, al corazón del bardo que en sus cantos lleva los dolores de un pueblo hermano.
Señores: radicado hace ya algún tiempo en este país, he podido conoceros, y sé que vuestro trato para con Flórez durante el tiempo que permanezca entre vosotros, ha de ser un oásis para él, después del camino penoso que le lia tocado atravesar por el candente arenal de nuestras luchas políticas. Brindo, pues, luego de daros las más cumplidas gracias por haber atendido galantemente mi invitación, por el afecto, de hoy más íntimo, que ha de existir entre vosotros y el bardo quien habéis acudido festejar en esta noche.
Vale, Poeta!
Aquél cuyas estrofas melancólicas, llenas de soñaciones armoniosas hacen vibrar las fibras de los corazones; aquél cuyas rimas lentas y murmuradoras repiten con éxtasis los amantes; aquél cuyos versos tristes y amorosos nos traen el recuerdo de amores muertos, imposibles pero eternos; el dulce Julio Flórez, es nuestro huésped. Que las auras puras de la bella Costa Rica y el perfume de la admiración le sean gratos.
Que la musa inspiradora le acaricie. Poeta, Vale!
Fernando Lenez San José, de febrero de 1906.
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