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A Julio Flórez Leida por unutor en el banget Te luizo Dios soberano de la masa con que él hizo al rebelde Prometeo: fuego divino el corazón te abrasa y cuando sale y por tus labios pasa, te quema con las ansias del deseo.
Un águila caudal en tu costado con hambre no saciada picotea, y, al jirón de tus carnes arrancado, manera de un lirio ensangrentado brota de tus entrañas una idea.
Si te agitas, resuena tu armadura; y tus acentos de amenaza y guerra, donde hay dejos hirientes de amargura, se estremecen los dioses en la altura y gimen los malvados en la tierra.
Pero, entretanto, el triste que padece oye en tu voz la música propicia que le dice. La aurora; ya amanece. y siente como un rayo de Justicia que sus miembros al fin desentumece.
Así es tu inspiración. doliente y rara, y, con vigor que enpuja y que no pára, vas lanzando tus rimas y tus prosas como ramos magníficos de rosas que perfuman. y hieren en la cara.
Pero no eres tampoco en tu quebranto el vate intonso y de cabello rizo que con perlas efímeras de llanto se entretiene en ornar el pobre manto con que cubre su numen enfermizo.
Tú, abrazado tu musa gigantea.
que se viste el acero y la coraza, cruzas como los griegos por la plaza blandiendo entre los númenes la idea como el tronco florido de una maza.
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