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A Julio Flórez Soneto leído por su autor en la comida con que obsequió en el Hotel Imperial don Alfredo Grenas, al celebrado poeta JULIO FLOREZ.
Permite que mi verso, de nimbo la manera, corone tu alba musa de noble trovador; yo sé que son tus cantos halagos de quimera, yo sé que tienes alma de mago soñador.
Permite que despliegue, cual iris de bandera, en este canto ingenuo, tu canto triunfador; tú llevas en el alma, de la celeste esfera, el tenue azul inmenso, los cantos del amor.
Permite que a tu lauro, brillante, diamantino, agregue yo ini estrofa de cántico argentino formada con los sueños de un mágico arrebol. Permite dulce bardo que ciña yo tu frente con mirtos inmortales de Grecia floreciente, con rayos de la luna! con rayos del rey sol!
AGUSTÍN LUJÁN San José, 10 de febrero de 1906. De La República. Julio Flórez MI SALUDO Bienvenido sea el poeta de las estrofas suaves como el aroma de los lirios, cuando canta con el arte sus amores y placeres. Bienvenido sea el poeta de imaginación sin límites, el bardo enamorado de las tempestades del alma y del océano.
Yo he sentido vuestros versos, he visto ante mi levantarse el mar en noches de borrasca y lanzar gemidos de eterno enamorado de la luna, que con palidez de muerta le mira desdeñosa. He oído las quejas y los lamentos de ese idilio.
He visto al mar rugir y la luna ascender con su mortaja, indiferente a las súplicas del monstruo.
En noches de tormenta, cuando el rayo que todo lo destruye, hiere el espacio sacudiendo con su trueno las montañas, he visto allá muy lejos pasar despavorido al niño, la inocente criatura que busca la falda de su madre para ocultarse, diciéndole, que con la piedra que ha arrojado, ha herido el cielo. Oh poeta peregrino! En el mundo de las letras os habéis conquistado un nombre lleno de gloria, habéis escalado la muralla que se opone tan semejante empresa. Estáis ya en el pináculo, y cuando la fama ha coronado de laureles vuestra frente, cuando el mérito indiscutible de vuestro talento de artista ha llenado de gloria vuestra Patria, pensastéis en nosotros, amable poeta.
Que gratas os sean las brisas de esta tierra generosa que siempre ha sabido acoger con cariño en sus regazos, a los que como vos, glorioso poeta, sois orgullo de vuestra Patria y orgullo nuestro porque sois americano.
Joaquin Barrionuevo Limón, de febrero de 1906. De La Prense Libre)
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