don Magín Pantí, trasladándose después a Barcelona a estudiar armonía y composición, bajo la dirección de don Antonio Rius. Más tarde don José Marraco, maestro de la capilla de la catedral le confió la dirección de la escuela que tenía su cargo. Campabadal como profesor sacó muy buenos discípulos, uno de los cuales, fué el notable profesor don Eusebio Daniel, que debió a su maestro, el desenvolvimiento de su genio prodigioso por el que se hizo admirar en el Conservatorio de Bruselas, en donde obtuvo, entre otras distinciones, el primer premio de órgano y canto llano, siendo, además, nombrado profesor auxiliar de fuga y contrapunto antes de finalizar sus estudios.
Campabadal desempeñó, satisfacción de todos, la plaza de pianista del Gran Café de España. fué a la vez profesor de varios colegios y maestro de señoritas de la alta sociedad barcelonesa. No era el bohemio artista.
Era el artista que dignificaba su prefesión.
Por el año 1876, don Francisco Peralta hizo un viaje comercial la capital de Cataluña; entonces vivía en Cartago; cartera llevaba la nota de traer un organista y Maestro de Capilla para la Basílica de los Angeles, San Francisco y la parroquia de Cartago: de sus informes y datos recogidos, tuvo empeño en traer en su compañía al profesor Campabadal quien personalmente respondía de las ofertas que le hiciera. El señor Peralta hizo una valiosa adquisición para la antigua metrópoli, y el maestro Campabadal, correspondió con el entusiasmo del artista, al medio ambiente que eligió para desarrollar sus naturales condiciones y tener ancho campo, para componer y extender su actividad hasta la clase artesana que fué su amiga y compañera.
Desde 1876 hasta hace siete meses que bajó la tumba, residió en Cartago dedicado una labor tan constante como fructuosa: sin interrupción por espacio de 29 años fué Maestro de Capilla de la Basílica de Nuestra Señora de los Angeles, de la Iglesia parroquial y de San Francisco de Asis.
Ultimamente desempeñaba el cargo de director de la banda.
Esta variedad de cargos, que requerían tiempo y estudio, parece que debieran absorver por completo la atención, y aun rendir su constitución vigorosa; mas no fué así, cumplía con exactitud su misión y le sobraban muchas horas al día para la enseñanza, para el estudio y para la composición de multitud de obras musicales.
Lleno de entusiasmo por el arte, fundó la Sociedad Euterpe. la que se componía de cerca de cien socios, despertando el gusto a la música, sobre todo en la clase obrera.
Formó una Escuela de Capilla, en la cual ingresaron muchos jóvenes, algunos de los cuales han hecho honor a su maestro. Recordamos entre ellos Próspero Meneses, Evaristo Quesada, Pedro Calderón Navarro, Gustav Campos, Gregorio Mata y su hijo Roberto que desempeña en la ac.
los puestos que él ocupó.
Escribió un sinnúmero de obras líricas y didácticas, entne ils cuales figuran un gran Método de Solfeo y Canto, un Tratado de Armonía, un Método de piano, una Colección de Cantos Escolares y el mui; para las escuelas primarias. En música religiosa fué tan fecu. quría difícil recordar el gran número de misas solemnes 4, yiá grande orquesta. Rosarios solemnes, avemarías, salves, letanías y motetes villancios sagrados para el Santísimo.
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