Recuerdos napoleónicos Mr. Charles Bonaparte, Ministro de Marina de es, como no ignorarán los lectores, nieto de Jerónimo, el Rey de Westfalia por la gracia de Dios y la voluntad de Napoleón 1, su hermano mayor, y por consiguiente es lo que llamariamos sobrino tercero del grande Emperador. si el Ministro de Marina, por cualquier lapso de memoria, se le olvidase el inmarcesible lustre de su origen, no le duraria mucho el olvido, pues, según dicen de Washington, constantemente se lo están recordando.
En efecto, apenas pasa dia sin que reciba cartas de Francia, escritas por descendientes de este el otro mariscal, dándole entender que todos los de su gran tío murieron en la miseria o dejaron descendientes de prodigalidad extrema. Por lo general las cartas son de algún descendiente de Lannes, de Ney, de Augereau, que habiendo sabido por la prensa la gran fama im portancia de Mr. Bonaparte en América, y que nada le agrada tanto como sacar de la penuria a los descendientes de los héroes de Marengo y Austerlitz, acuden a su generosidad por algún alivio financiero.
Lo que más llama la atención de Mr. Bonaparte es la extraordinaria fecundidad de la familia Ney, pues por esta parte le han llegado varias docenas de peticiones, y le llegan aún. En casi todas se le recuerda el título de bravo entre los bravos. dado por Napoleon al famoso mariscal; los grandes servicios que prestó al Emperador cuando, comisionado para prenderle al regreso de Elba, se le pasó con armas y bagajes, cuya deuda merece liquidarse, aunque sólo sea en parte, por el opulento sobrino de tan ilustre tío.
Una de las cartas demostraba mejor que las otras la decadencia financiera, militar y social de la familia Ney, pues el autor incluía su retrato en traje de soldado raso.
PERIÓDICOS TRICENTENARIOS En los archivos del Estado de Stettin, Pomerania. Prusia. se han encontrado cincuenta números de un periódico editado hace tres siglos, que contienen extensas descripciones de plagas, guerras, catástrofes marítimas y sucesos locales ocurridos durante un mes de enero y publicadas en agosto inmediato.
Aunque un tanto inoportunos es evidente que ya existían los periódicos de información en esos tiempos, y por consiguiente los repórteres; hecho que desmiente la creencia general de ser una y otras cosas, fin de siglo. pasado.
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