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Los comités científicos y medicales de Francia nombraban una comisión para examinar los enfermos tratados por el doctor Doyen y, de sus investigaciones resulta que todos los enfermos inoculados por el nuevo suero, habían empeorado, en vez de mejorar su estado.
El doctor Borel, joven sabio que hace gran honor al Instituto Pasteur y se ocupa desde hace algunos años de buscar el bacilo del cáncer, me decía últimamente: Puede afirmar sus lectores, que no se sabe absolutamente nada del cáncer y que, todo queda aun para descubrir.
Los pobres enfermos que sufren de la terrible enfermedad habían tenido un momento de esperanza y luego su desilusión fue muy grande.
En cambio, otros descubrimientos son más concluyentes, y sobre todo más reales.
Todo el mundo conoce, por lo menos de nombre, ese cuerpo extraño que se llama radium.
Descubierto hace poco tiempo, parece desafiar las leyes de la fisica y de la química; sorprende a los sabios: intriga y apasiona. Luego ahora sana.
Los médicos han obtenido con él unos resultados inesperados en ciertas afecciones rebeldes a todos los remedios; así, ciertos lumis, ciertos cánceres superficiales cutáneos otros, fueron mejorados si no sanados por los rayos misteriosos emanados de medio milimetro de radium.
Pues bien, parece que en Italia se acaba de descubrir una aplicación del radium, que interesa a todo el mundo, pues se trata de una enfermedad atroz: la rabia.
Un sabio muy conocido por sus estudios sobre el tétano, el señor Tizzoni, cree poder afirmar que los rayos emanados del radium destruyen fácil y rápidamente el virus de la rabia.
Es de notar que el microbio de la rabia no es aun conocido; se sabe solamente que el veneno que secreta. el virus se propaga por medio de los nervios, se detiene en los centros nerviosos y en la médula espinal. Felizmente, la propagación por los nervios es muy lenta y requiere varios días; es durante ese período que debe ser aplicado el tratamiinto bien conocido inventado por Pasteur.
VIRUS VOLATILIZADO. Pero volvamos al señor Tizzoni: inocula la rabia dos conejos; poco tiempo después, los animales mueren; les quita los sesos y la médula.
Si se inocula un fragmento pequeño de esas dos médulas un conejo sano, la rabia se desarrolla en seguida.
Pero he aquí el milagro. si se deja una de esas dos médulas en presencia de un fragmento de radium durante un espacio de 12 horas más o menos, pierde todas sus propiedades nocivas y aunque se inocule con éste un conejo, ninguna turbación se presentará.
Al contrario, la otra médula que no sufrió la influencia bienhechora del radium, conserva todo su poder. Asimismo, el virus de la rabia que inoculaba la médula nº 19 se volatizó bajo la influencia del radium.
Pues bien, parece que las cosas deban pasarse de la misma manera si se trata de una llaga superficial causada por la mordedura de un perro.
Si el hecho es exacto, bastará por consiguiente colocar la parte herida en presencia de una particula de radium para que el virus inoculado por la saliva del perro sea destruído inmediatamente y para que toda probabilidad de rabia desaparezca.
Todo esto, por cierto presenta el mayor interés, pero el gran inconveniente es que el radium cuesta sumas considerables y es muy difícil procurárselo.
CORRESPONSAL 1353
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