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Sin duda mi rostro indicó algún asombro irónico, pues Ta Yen, siempre afable, se tomó el trabajo de explicarme que no se trata de una novedad, sino de una idea muy antigua y muy conocida. Ya en los Estados Unidos me dijo el sabio Masters, ba publicado fragmentos de los doscientos treinta primeros volúmenes del Tun Kin Lui Han, enciclopedia china. Esos fragmentos establecen que, desde hace siglos, mis compatriotas están convencidos de haber descubierto México. En todas las escuelas del imperio se estudia además una parte de otro libro, el Wen Hien Ton Kao, que habla de eso como de un dogma científico, y hasta traza el itinerario que siguieron nuestros descubridores y que fué el siguiente: el Golfo de Lego Tong, las tierras coreas, las islas del Japón, las islas Kuriles, las nieves de Alaska, el Oregón, la California y México. En un principio, todas las tierras del Nuevo Mundo se conocieron, entre los geográfos chinos, con el nombre general de Imperio de Fu San. En las leyendas antiguas, los poetas hablan de aquel Imperio, como los europeos hablaron más tarde del Perú y de Nueva España. Entonces preguntéle usted cree que.
Muy cortesmente me interrumpió. Yo no creo nada. Yo busco. Yo estudio. Ahora acabo de pasar un año en Génova. Más tarde iré España. En México y en California he vivido veinte años, buscando siempre pruebas que me ayuden creer. Tengo esperanzas. Pero nada más que esperanzas. Es tan corta la vida! Sólo para leer bien una de nuestras geografías clásicas, se necesita una existencia. Los sabios americanos me lian ayudado mucho. Además de Masters, Mobscheid es partidario de la Americana chiEl grau Bancroft probó que en las venas de los aztecas circula sangre mongólica. Yo por mi parte, he notado que el calendario mexicano y el chino son idénticos. Las arquitecturas primitivas de ambos países Hamaron la atención de Humboldt. En fin, en las lenguas, no sólo notamos que la escritura es igual en sus remotos comienzos, sino que una y otra son monosilábicas y carecen de Si esto agregamos mis detalles, como la idea de la transmigración de las almas, las atribuciones de las divinidades domésticas, los amuletos, la creencia en que un dragón devora al sol en sus eclipses, las reglas monásticas, que son idénticas en la China antigua y en el antiguo Mexico, no podemos dudar por completo.
na.
Una pausa.
Luego. Ni afirmar tampoco.
Otra pausa. para terminar, sonriendo siempre, siempre cantando, una sentencia digna de Anatole France. En el fondo, lo único que los sabios sabemos es estudiar.
Después abrió un gran infolio y dirigió liacia los misteriosos signos de sus páginas, los dos lentes enormes que velan su mirada. GÓMEZ CARRILLO 1387

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