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La estrella de Belén Herodes y los tres Reyes Magos. La Peregrina. El hijo de la Estrell. Estudios de Ticho Brahe. Importancia de las conjunciones. Un choque violento.
Habiendo sabido Herodes del nacimiento del hijo de Dios por unos Magos llegados Jerusalén, les preguntó. Cómo sabéis lo que me referis. El Cielo respondió uno de ellos nos lo ha anunciado. Hemos visto una gran estrella en el Oriente, que brilla como un sol, y ella va guiando nuestros pasos.
Herodes apenas hubo oído estas palabras, se llenó de confusión, y volvió a preguntar. Dónde ha de nacer el Cristo. En Belén de Judá: porque así está escrito por el Profeta: tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre las principales de Judá: porque de tí saldrá el caudillo que gobernará ini pueblo de Israel. cuándo habéis visto esa estrella de que acabáis de hablarme. dijo Herodes, siempre temblando de miedo.
Hace ya algunos días.
Herodes reflexionó un momento, al cabo del cual dijo los Reyes Magos. Queréis prestarme un señalado servicio?
Los Reyes se inclinaron y respondieron. Estamos vuestras órdenes. Iréis Belén donde según acabáis de decirme, está el niño. Os convencéis de la verdad, y si es el Cristo anunciado por los Profetas renid comunicarmelo, que yo también quiero adorarle.
Los Magos se inclinaron en señal de obediencia, y salieron del Palacio de Herodes, tomando inmediatamente el camino de Belén. siempre guiados por la estrella que habían visto, marcharon con toda velocidad de sus ala zanes.
De pronto, la estrella que los guiara se paró. Los reyes se regocijaron en extremo y detuvieron sus briosos corceles, prorrumpiendo todos a la vez. Hemos llegado!
La existencia de esta estrella que andando el tiempo, en otra de sus apariciones se llamó la Peregrina, ha sido puesta en tela de juicio por el mismo grupito de hombres que andan buscando el origen de la vida por caminos extraviados.
Cálculos astronómicos rigurosamente establecidos por Kepler, han demostrado que efectivamente la aparición de la estrella de Belén tuvo lugar en el año 747 de Roma, la misma que, según San Mateo, apareció los Reyes Magos y los guió hasta el humilde establo del Salvador.
De ella habla el Didón en los siguientes términos. La creencia en la estrella del Mesías subsiste aún después de Cristo. El Solar, que data del primer siglo, da de ello numerosas pruebas. El testamento de los Patriarcas dice: Un astro particular, como de un rey, se levantará en el cielo como para él.
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