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Testamento Det Frances)
Te dejo, querido amigo, la estampa que está en mi cuarto, aquella que tú decias que era casi mi retrato Un rizo de mis cabellos, y con él, para guarderlu, el medallón que tenia al cuello siempre colgado.
Mi traje de muselina, el que te gustaba tanto y mi sombrilla rosada, y mis zapatos de raso.
Te dejo, querido amigo, mis guantes y mi rosario, mi mantellina de seda, y mis cintas y mis lazos.
El anillo que sellaba nuestro compromiso santo: y mi tumba con la flores que le nazcan por acaso.
JOSÉ ANTONIO CALCANO Lied Sas manos Amé una niñita de ojos de cielo, pura cual brisa del platanal, y aquella niña tornó su vuelo la morada de lo inmortal. Oh suaves manos, manos femeninas!
os amo porque sois mis bienhechoras, desde la cuna hasta las negras horas en que siento las zarpas masculinas. Oh, suaves manos, manos femeninas!
Dejar yo quise grata memoria, lauros de poeta mi sien ciño; pero punzante fue aquella gloria, y como el humo se disipo.
Las de mi tierna madre eran divinas, las de mi dulce hermana, encantadoras, y más tarde atún gocé con las traidoras que enterraron en mí siis uñas finas. Oh, suaves manos, manos femeninas!
Vivir queriendo sólo entre flores, en el retiro mi bien busque; pero el recuerdo de mis amiores como una espina, conmigo fue!
Sólo un camino me abre la suerte, sólo una estrella me da su laz; y es el camino que guía la muerte, y es esa estrella la de la cruz!
Cuando lloré, secó mi llanto alguna; siempre una diestra de mujer, piadosa, me brinda un bien: hoy es la de mi esposa la que en mi huerto poda las espinas.
Mi vida avance con igual fortuna; peine mi niña mi cabeza cana, y que cerréis mis párpados mañana. Oh, suaves manos, inanos femeninas! GUTIÉRREZ NÁJERA MANUEL PICHARDO 1411
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