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Aquélla fué una hermosa época.
Más tarde, hondos desencantos políticos (porque Isaacs fué un liberal convencido y un luchador ferviente. amargaron el recuerdo de sus días de triunfo.
Perversos enemigos del político, llegaron afirmar que María era un libro ajeno, que no era de Isaacs.
Entonces el poeta, que era todo sentimiento, empezó escribir cartas íntimas y tristes otro escritor ilustre de Colombia, el inolvidable Luciano Rivera y Garrido. En ellas se queja ba por los ataques su libro, su libro más querido, donde había narrado la historia de su vida.
Isaacs hizo algunos viajes. Estuvo en el Perú, vivió en Chile y vivió también aquí en Buenos Aires. Todos los que relacionaban con él preguntábanle si María había existido, si había pasado todo lo que él había escrito. él jamás hubo de negarlo. María no es una fábula, María es una historia.
María existió y existe aún. Muere en el libro porque era necesario que así fuese: pero ella vive. Su nombre, vinculado a una de las familias más distinguidas de Colombia, no debe presentarse todavía. Los recuerdos de la hacienda de «El Paraíso» deben ser sagrados para ella, no obstante el que hoy sea feliz al lado de su esposo.
Isaacs halló también en otra mujer, las compensaciones de su amor perdido. Sin embargo, él tampoco debió olvidarla nunca. quizás en playas extranjeras la recordaría siempre. Cuántas veces contemplando los paisajes de estos bellos países vería los perfiles del valle del Cauca, la hacienda de «El Paraíso. el baño, todo esmaltado y aromatizado; la piedra donde ella se sentaba y donde veces juntos veían la agonía del crepúsculo. Oh! sí, porque Maria es verdad, porque es pasión pura, como dice el notable escritor colombiano Diego Mendoza: y como símbolo de ella, vive vida inmortal en el espíritu y en la memoria.
Isaacs murió en la ciudad de Ibagué el 17 de abril de 1895.
Antes de morir dijo: que enviara pronto Antioquía por sus huesos. Antioquía es un departamento de Colombia, el más progresista, el más bello y quizás el más digno de honrar la memoria del poeta.
Antioquía ha correspondido al anhelo de Isaacs. No hace muchos días se representó Maria en el teatro de Medellín, la capital. fué de un éxito brillante.
Pronto se le erigirá una estatua frente a la Universidad, que acompañará sin duda, a la del poeta Gregorio Gutiérrez González. Antioquía acumula mármoles y bronces; recoge las flores y los laureles que liabrán de servirle para tejer coronas inmortales, adorna con palma su camino; engalana sus poblaciones; se prepara dignamente para recibir en su seno los restos mortales del poeta del llano; de aquel de los hijos de Colombia que en el campo del arte y del sentimiento única cosa que perdura al través de los tiempos, en la agitada marcha de la humanidad hacia lo desconocido. supo dejar grandioso testimonio de su amor y su veneración por el suelo bendito que escogió para asilo eterno de sus cenizas.
JUSTO PASTOR RÍOS 1444

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