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sin mover perceptiblemente los piés. llegóse al secreter, la ví mirarse al espejo, y retirarse después como había venido. Al llegar a la puerta se volvió y con el gesto y la voz llamó: Roberto. Electrizados por aquel llamamiento, ambos nos pusimos en pie y echamos andar tras aquella esbelta sombra. Salimos al pasillo, y antes de llegar a la puerta que da ba sobre la escalera. torció a la derecha y apoyó una mano en la pared. Como por encanto corrióse un trozo del tabique de madera y dejó descubiertas las primeras gradas de una escalera interior. Apenas hubimos bajado un subterráneo que comprendí estar oculto en el seno mismo de la escalera principal de la casa, cuando a favor de la luz de unos fósforos vimos tendido un cuerpo perfectamente conservado, seguramente por lo seco de aquella atmósfera. Vestía de rosado y tenía prendido en sus cabellos un lazo rosado. Me volví para buscar la que allí nos había guiado, pero había desaparecido.
Al día siguiente, cuando volví en mí supe que mi amigo Alonzo había sido encontrado muerto en su habitación: pero cosa rara y extraña, mi patrona me aseguró que yo no me había movido de la cuma desde el dia anterior en que, consecuencia de un ataque. había perdido el sentido según dijo el médico, el doctor Alonzo que fué quien me asistió, y posteriormente fué encontrado muerto cerca de mi cama, en el suelo, encontré un lazo de cinta rosada, engarzado en un gancho de cabeza. Fué real mi aventura, se trata de un caso de sugestión de telepatía fué efecto de la enfermedad. LEÓN FERNÁNDEZ GUARDIA San José, abril de 1906. Dante Para Páginas Ilustradas ¡Torvo señor de sepulcral figura.
honda es la arruga del adusto ceño que tu rostro, sombrío y aguileño, da una expresión inexorable y dura. Al contemplar la sin igual pintura que te inspiró tu gigantesco sueño, pienso que pones tu mayor empeño en describirnos la infernal tortura. Oh visionario! Aunque tu genio aso nbre, porque su luz lo sublime alcanza, no es posible olvidar que fuiste un hombre: tú sentiste el placer de la venganza, y humanizas de Dios el alto nombre sobre una negativa de esperanza!
ENRIQUE HINE SABORÍO

    León Fernández Guardia
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