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SRA. VOCK. No, nada. El señor ha amenazado esta casa. y yo y yo lo comprendí antes que ninguno. Usted no cree en Dios. pero bigame, se lo dice una mujer vieja y que conoce el mundo. sin Él (señala hacia arriba) nada va hacia adelante, señor Braun (breve pausa. Tarde o temprano se es arrastrado por los sucesos. escucha con atención. Quién sube por la escala. Será la modista que tenía que venir hoy. Gracias a Dios, todo se podrá arreglar ahora. vea, señor Braun, un corazón de oro como aquel, un carácter integro, inmaculado vea lo que conduce el confiar solamente en las propias fuerzas! Es una gran fanfarronada decir: Tengo la religión del deber! luego, qué sucede. El Señor sopla sobre el castillo de ilusiones que uno se había formado y lo echa abajo. no es cierto?
JUAN (entra corriendo contento. Muchachos, se queda. SRA. VOCK. que no ha comprendido. Quién?
JUAN. Se queda un par de días más. Quién? La señorita Ana. SRA. Vock. La señorita. Ana. se queda. Dónde está. asustada. JUAN. Hazme el favor de no tomar esa actitud de tragedia. SRA. VOCK. se alsa imponente. Escúchame, Juan. con firmesa. Esa señorita no tiene nada que hacer en esta casa.
Debe irse. yo lo exijo sin retardo alguno.
JUAN. Mamá, en casa de quién estamos?
SRA. VOCK. Lo sé, lo se perfectamente: en casa de un hombre que falta sus deberes. y ya que me lo recuerdas no insistiré, está bien, cederé el puesto esa mujer.
JUAN. Hablas de la señorita Ana de una manera que no puedo soportar.
SRA. VOCK. tú hablas tu madre de una manera contraria todas las leyes.
JUAN. Mamá, quisiera contenerme. Debes poner atención al estado de mi espíritu. podría suceder cualquier cosa. si se me provoca, llegaré hacer algo que no tendría reparación.
SRA. VOCK. El que vuelve la mano contra sí mismo es un maldito aquí en la tierra y en la eternidad. JUAN. Entonces tienes doble motivo para ser prudente.
SRA. VOCK. Yo me lavo las manos y me voy Oyo, ella.
JUAN. Mamá, tú pretendes un imposible. Me ha costado tanto decidirla que se quedara y ahora debo irle decir que se vaya. preferiría morir antes.
SRA. VOCK. Está bien. entonces iré yo verla, le diré con franqueza mi opinión.
JUAN (impidiéndole salir. No vayas allá, mamá. Ella está bajo mi protección y yo sabré defenderla de toda injuria. contra quien sea. BRAUN. Juan, mira quien hablas. SRA. Vock. No importa. lo he comprendido todo. adiós (se va. BRAUN. Qué te pasa, Juan. sé un poco más razonable, yo me llamo Braun, comprenderás que no tengo intención de predicarte la moral.
JUAN. Vosotros prostituís mis pensamientos Esa es una violación del espíritu. yo sufro demasiado No puedo hablar ¿Qué cosa sabéis. De qué me acusáis. No necesito presentaros las pruebas de mi inocencia. Mi orgullo no lo sufriría. el pensarlo solamente me causa calofríos BRAUN. Debes convenir en que estás jugando con fuego. Continuará)
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