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Alarmada la familia y la servidumbre por nuestras voces penetraron violentamente en el cuarto donde yacía yo exánime.
Luis había muerto, sí, estaba muerto desde la víspera. Cuando los músculos se relajaron pudo sacarse de su puño una llavecita que me fué entregada posteriormente y con la cual pude abrir su escritorio.
En él encontré gran cantidad de obras sobre magnetismo y sugestión y un manuscrito que me dió la clave del enigma.
Luis había sido víctima de la autosugestión. Llevando a cabo una serie de experimentos llegó convencerse de que debía morir el miércoles las 10 de la noche: Quiso entonces suspender su vida poniéndose en estado cataléptico para darme tiempo de llegar, pues me había telegrafiado, con la loca esperanza de que si llegaba antes de esa hora y lo despertaba, podría vivir, pues habría ya pasado la hora fatal, la hora de la muerte.
En cuanto al encuentro que con él tuve, y lo que hablamos, no es obra de mi imaginación. Su otro yo, viendo que tardaba, se separó de su cuerpo y fué mi encuentro. Es un caso bastante común.
Su caballo apareció reventado al día siguiente de mi llegada y nadie en la casa sabe quién lo ensilló, quién lo montó ni por donde entró, pues la tranquera estaba cerrada. Qué hubiera sucedido si yo no hubiese tropezado y caído mi llegada. Si hubiese llegado antes de las diez. LEÓN FERNÁNDEZ GUARDIA Flores distintas En las mañanas de tu abril serenas cuando recorras el frondoso edén.
como nevadas copas de oro llenas cogerás azucenas para adornar su sien.
Pero en las tardes de tu otoño esquivas, cuando el edén que amo tu juventud recorras, entre lágrimas furtivas, cogerás siemprevivas para ornar tu ataúd. BELMONTE MULLER 1502

    León Fernández Guardia
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