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Le escribí que CATA. Toca mis manos (le extiende una. SRA. VOCK. tocándola. Está muy fría. Te hará provecho descansar un buen rato (la conduce al dormitorio. Después de un corto intervalo entra Braun. SRA. VOCK. asomándose por la puerta. Ah! es usted, señor Braun!
BRAUN. Buenas tardes, señora Vockerat!
SRA. VOCK. Voy en seguida (se retira y después de pocos segundos entra, se acerca Brann y le da un telegrama. Aconséjeme usted. mientras él lee, ella estudia ansiosa la expresión del rostro de Braun. BRAUN (después de haber leido. le ha dicho usted al señor Vockerat de lo que se trata?
Sra. Vock. Ni una palabra, no tuve el valor necesario.
viniera porque yo no podía abandonar a Catalina en el estado en que se encuentra. No le he dicho más, ni siquiera que la señorita Ana está todavía en esta casa.
BRAUN (después de pensar. No sé qué cosa decirle.
SRA. Vock. con ansia. Cree Ud. que he hecho bien? Hubiera sido mejor no escribir? Pero Catalina se consume cada día más. si llega verse obligada guardar cama. no sé lo que sería de mí cada momento tiene necesidad de reposar.
Yo no puedo esperar más tiempo. y tampoco no es justo que yo sola tenga que.
BRAUN (mirando el telegrama. Con el tren de las seis viene el señor Braun. Qué hora es. SRA. VOCK. Apenas las cuatro y media, BRAUN (reflexiona. No ha habido ningún cambio en estos últimos ocho días?
SRA. Vock. Ninguno.
BRAUN. Ella no piensa en partir?
SRA. VOCK No. ni una sola vez ha hablado de eso. Juan. antes era muy obstinado, es verdad. pero ahora es el colmo.
no quiere ver ni oir. Siempre está con ella. Ya no puedo soportar más.
BRAUN. La señora Catalina no le ha hablado Juan?
SRA. VOCK. Una vez. estuvieron levantados hasta media noche.
Quién sabe que se dijeron; pero Catalina es muy paciente. demasiado. Si yo me quejo ella defiende a Juan. y hasta esa tal. hasta esa tal se atreve defender. Pausa. BRAUN Talvez sería conveniente que yo hablara con la señorita Ana.
Sra. VOCK. Sin duda (con esperanza. Ah! si usted quisiera hablarle, sería muy bueno (oye las voces de Juan y Ana. Ahí vienen. No tengo fuerzas para verlos (se va por la puerta que da a la escala; Braun duda y luego sigue la señora)
ANA (entra por el fondo, habla Juan que permanece en la veranda. Qué le llama tanto la atención, señor Doctor?
JUAN. Debe haber sucedido algo. Veo un policía en una barca (entra. Talvez una desgracia más. Muy a menudo suceden en este lago. Qué tiene usted allí?
ANA. Son no me olvides que llevaré como recuerdo de esta casa.
JUAN. Cuando se vaya, quiere decir, lo cual espero no sea pronto.
ANA. Lo cree. pausa. Empieza oscurecer.
JUAN. Quiere usted que encienda la lámpara?
ANA. Es mejor estar así para ver el crepúsculo. Continuand)
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