ción. Aumenta en hermosura nuestra lengua por boca de tan excelsa artista. Las damas y los hidalgos de nuestro Teatro antiguo, tienen en la Guerrero y en Mendoza tan genuinos representantes, que la ilusión de lo pasado es completa. Evocadores geniales de los tiempos idos, que de jóvenes hemos vivido en los libros de Calderón, de Lope y de Moreto.
En el Teatro español moderno, ellos son los que representan las obras de los ingenios que llevan la escena los problemas contemporáAquí, la fuerza artística es quizá mayor, sin duda por lo más compleja que resulta la vida presente comparada con la antigua, más franca, más caballerosa y sencilla que esta que presenciamos hoy, llena de complicaciones y de máculas.
En el teatro de La Princesa veréis la Tubau. Hay quienes la encuentren superior a la Guerrero. Sin embargo, con ser una actriz de neos. Carlilerons El de mayo en esta capital. Después del Te Deum. Desfile del nuevo Presidente y de su comitiva Instantánea tomada por Federico Mora con una cámara Kodak primer orden, parece que va entrando en la decadencia y que no son sus triunfos de hoy comparables los de otra época. Es menos española que la Guerrero y su escuela es más francesa que castellana.
En el teatro «Lara. teatro popular muy concurrido, dan comedias en un acto, en donde la Valverde lleva el cetro, hace ya varios años.
Los españoles tienen fama de saber apreciar muy bien la música y el canto. En el Teatro Real, que es como si dijéramos la Gran Opera, las compañías líricas extranjeras encuentran un público que aplaude cuando le parece bien, y que permanece quieto, silencioso, cuando es hora de protesta. Es un teatro aristocrático al cual concurre con frecuen1520