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mente.
Vock. No, Juan, escucha JUAN. No es cierto que quien mira una mujer quebranta el matrimonio! Yo he luchado valientemente.
VOCK. No mientas tu propia conciencia. ahora vuelve sobre tus pasos, piensa en tu joven esposa, en tu Luisito. piensa un poco. en tus viejos padres JUAN. en mí mismo no he de pensar!
VOCK Te sentirás libre y fuerte después de la victoria.
JUAN. Ana?
VOCK. Hijo mío, las creaturas mundanas no saben sufrir profundaJUAN. si ella sufriese mucho?
Vock. Tú habrás cumplido con tu deber.
JUAN. No, padre. yo tengo otro parecer. No nos podremos comprender con respecto a VOCK. No se trata aquí de comprendernos, Crees tal vez que yo pueda darte malos consejos? No quiero recordarte lo mucho que hemos hecho por ti, las innumerables noches que pasamos sin dormir. Te hemos cuidado como a nuestras propias pupilas, sin fijarnos en si era sacrificio no para nosotros, JUAN. Por lo cual yo os estoy infinitamente reconocido.
Vock. Esas son palabras que se dicen y no se sienten. Hechos, es lo que yo quiero ver. Sé puro, piadoso, obediente, ese es el reconocimiento que pido. Te acuerdas de aquello que pedias al buen Dios cuando rezabas mañana y noche arrodillado en tu camita. JUAN. Qué pedía?
VOCK. Niño Dios, te ruego, hazme llegar a ser un digno hijo tuyo y si no llegare a serlo JUAN. Arráncame de esta tierra. Crees tú que hubiera sido preferible mi muerte?
Vock. Si continúas yendo hacia ese abismo, sí, Juan.
JUAN. También yo creo que hubiera sido mil veces mejor (pequeña pausa. Vock. Piensa, Juan, en aquellos que guiaron tu juventud, en tus prime ros maestros, el pastor Pfeiffer y sus compañeros.
JUAN (molesto. No nombres mis primeros maestros, esos rutinarios que fatigaron mi cerebro con sus lecciones fastidiosas.
VOCK. No merecemos ese desprecio, Juan, ni tus maestros ni nosotros.
JUAN. Ellos arruinaron mi juventud.
VOCK. Deliras, Juan.
JUAN. Repito, ellos y vosotros me habéis arruinado.
VOCK. Esa es la recompensa que das nuestro amor.
JUAN. Precisamente es vuestro amor a quien debo mi ruina.
Vock. No te comprendo, ya no te conozco JUAN. Lo sé, lo creo. Nunca me habéis conocido y tal vez nunca me conoceréis. Pausa. VOCK. Está bien, Juan, he terminado, veo que no podré alcanzar nada con mis consejos. Ahora corresponde Aquel que desde alla arriba todo lo ve y lo escucha todo. Has fijado tu atención en Catalina. Has visto lo que queda de su juventud forociente. Has pensado alguna vez en lo mucho que debe haber sufrido esa pobre y dulce mujer? Pregunta tu madre quien te dirá que se consume día a día y que llora todas las lágrimas de sus ojos sobre su lecho abandonado. Basta, vamos Marta, vamos mi pobre anciana. Continward)
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