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Poco tiempo después el Dr. Watson en Inglaterra, Winkler en Leypzic, Le Monier en Francia y Betancourt en España, se empeñaron en averiguar hasta qué longitud sería posible descargar las botellas de Leyden, y en efecto, el Dr. Watson logró hacerlo en las montañas de Shooter cuatro millas de distancia.
Las experiencias de Watson, fueron entonces, dentro el mundo científico, como la voz de alarma de un tesoro inagotable de ensayos, avivándose desde aquella época, el deseo ardiente de trasmitir comunicaciones telégraficas por la electricidad.
Así fué, que en el año 1774 el físico Le Sage, de origen francés, instalara su telégrafo eléctrico en Ginebra, por medio de 24 alambres en comunicación con otras tantas letras del alfabeto.
IT Volviendo a la telegrafía óptica se dice que Ptolomeo, rey ile Egipto, tres siglos antes de la era cristiana, mandó levantar en la isla de Pharos una gran torre desde donde podían hacerse señales luminosas, sirviéndose del fuego. Se dice también que Polibio tuvo el primer intento de telegrafía por medio de dos elevados murallones, entre los cuales se colocaba el telegrafista, haciendo asomar por la cima del muro, un número determinado de antorchas con relación al alfabeto. El empleado próximo repetía la señal al de más allá, sucesivamente hasta llegar la estación final.
De esta manera se inventaron otras combinaciones, de modo que la telegrafía no podía funcionar, sino unas veces de noche y otras durante el día.
Es muy posible que no dejará de alcanzar un gran desarrollo la telegrafía óptica, que seguramente sucederá a las ondas herzianas de Marconi, desde que se hacen experimentos con la polarización de la luz. El calor identificado con la electricidad y la luz, son tres elementos de primer orden para la telegrafía del porvenir.
Continuando nuestros apuntes anteriores diremos que Le Sage se había servido en los experimentos con los 24 alambres, de electróscopos de médula de saúco en comunicación de las líneas por un extremo; cuya divergencia producida por una máquina eléctrica, se correspondía cada uno de los signos convencionales de la escritura.
Partiendo de estas teorías fué que Lemond en Francia, simplificaba los aparatos de Le Sage instalando un sólo electrómetro de médula de saúco.
El alemán Reiser empleó la iluminación eléctrica de cuadros mágicos, para la trasmisión de las señales, por medio de unas laminitas de estaño, que interrumpidas, representaban las letras del alfabeto.
En los años 1787 1795 hiciéronse repetidos trabajos sobre la aplicación de explosivos con determinados combustibles, como la pólvora, el azufre etc. provocados por la descarga de una batería lejana distancia.
Pero desde el año 1800 fué que los experimentos de Galvani, de Volta y de Bequerel, marcaron definitivamente la nueva evolución de la ciencia eléctrica.
La instalación de la batería voltaica venía simplificar las complicaciones hasta entonces insuperables, para desarrollar una corriente dinámica y continua.
1563

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