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Heroísmo La mujer, inferior al hombre por sus sentidos, lo es superior por su alma. Los galos le atribuyeron un sentido más, el sentido divino.
Ellos tenían razón: la naturaleza ha concedido a las mujeres dos dones dolorosos, pero celestes, que las distinguen y las elevan sobre la condición humana: la piedad y el entusiasmo. Por la piedad se sacrifican, por el entusiasmo se exaltan. Exaltación y abnegación. no constituye heroísmo? Ellas tienen más corazón y más imaginación que el hombre.
Esta facultad de la mente origina el entusiasmo y en el corazón reside la abnegación. Las mujeres, pues, son naturalmente más heroicas que los héroes, y cuando el heroísmo debe alcanzar lo maravilloso, hay que esperar de una mujer el milagro. Los hombres sólo llegan a la virtud Siempre que el sentimiento del patriotismo excitado llegue al entusiasmo en un país, las mujeres lo experimentan en el mismo grado que los hombres. La patria no les pertenece más que nosotros, pero como ellas son por su naturaleza más impresionables, sensibles y amantes, se incorporan más personalmente con todos sus sentidos y todo su corazón cuanto las rodea.
La cara imagen de la patria se compone para ellas de sus madres, hermanas, esposos hijos; de sus hogares, de sus tumbas. templos y diosas y ellas se aferran como las cosas débiles las cosas fuertes, con tanto alinco y frenesí, que cuando ese apoyo se derriba, ellas perecen debajo.
LAMARTINE En la última Memoria del Ministerio de Gobernación presentada al Congreso y en el informe del señor Director de la Imprenta Nacional, encontramos los siguientes párrafos que reproducimos con gusto, no sin dar las gracias más expresivas al señor Matamoros, por las frases que tanto enaltecen esta revista, así como a su Director. El 12 de Agosto de 1905, tuvo bien el Supremo Gobierno conceder gratuitamente los servicios de la Imprenta Nacional para que en ella se imprimiera la revista Páginas Ilustradas. Tal concesión parecía que fuera dictada únicamente para proteger la empresa para prestar auxilio la Literatura Nacional, pero no es así: ese periódico, que honra Costa Rica, que visita casi todo el mundo, que recibe canjes de paises tan lejanos como el Japón y Australia, es el mejor heraldo de nuestra civilización, es el propagandista que exhibe nuestros adelantos, que permite al extranjero conocer el tipo de nuestras mujeres, el grado de progreso de nuestras ciudades y los puntos que calzan nuestros hombres de letras y nuestros industriales: tai Revista retribuye bien la generosa protección que se le dispensa. Además, el señor don Próspero Calderón, propietario de ella, es un factor importante del establecimiento: él con desinterés y cariño presta su contingente de conocimientos y sus dotes de artista para que la Imprenta mejore su reputación y exhiba honrosamente el nombre de sus trabajadores. 1569

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