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¡Eso lo dices tú. He ido durante el tiempo que has estado en la fuente, limpiando el pescado.
Pero no hemos ido juntos como todes los años. Vamos ahora. Vamos.
Se levantaron siempre abrazados. El tomó la vela humeante. Entraron en el cuarto. Sobre la cómoda vieja y ancha ya carcomida, estaba el oratorio de pino barnizado, al que dos velas benditas alumbraban, y en él había un San Antonio pequeño, enmohecido, todo cercado de flores silvestres. Pobre, lo que ha sufrido contigo. María! dijo el viejo mirando al Santo. Ya empiezas otra vez. no sufrió nada. Iba yo ser capaz de ello?
Se arrodillaron y empezaron balbucear una oración.
Bajos los ojos, cruzadas las manos, rezaron mucho tiempo.
Por fin ela quiso levantarse. El la detuvo. el beso. Qué beso dices?
El que no has querido darme hace un momento. Delante del Santo? hombre sin juicio. qué mal hay en ello? No sería la primera vez. Cómo?
Entonces ¿no te acuerdas de que el primer beso que nos dimos fué delante de San Antonio. Delante de él. Sí. No te acuerdas?
Se había enredado en la puntilla del paño del altar un botón del saco del que dirigía el rezo y se cayeron las velas. Nosotros estábamos juntos en el fondo y con el susto te abrazaste mí. Fue entonces.
Bueno, pero eso fué en la obscuridad. Pero el Santo lo vió porque es Santo. Además, si quieres apago la luz. No hace falta. fué ella quien se volvió para ofrecerle su boca cuyos secos labios tenibla ban.
Se unieron en un beso.
Unidos quedaron largo tiempo, besándose llenos de amor, del mismo amor que cincuenta años antes se habían jurado también en un beso, delante de un oratorio lleno de flores como aquél.
Pero San Antonio, en medio de las luces y las rosas, no sonreía como antes. Estaba disgustado. Ofendido?
No. Era que éste no era el primer beso Tal vez fuera el ultimo BAPTISTA COEHLO. Brasilero)
1572

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