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El primer modelo de Morse, según Vail estaba provisto de un lápiz común, de los que generalmente se emplean para escribir, pero muy pronto se notaron los inconvenientes del lápiz por la facilidad con que se gastaban sus puntas, las que fueron sustituídas por una pluma de tal construcción, que un tubo de la misma piuma, proporcionaba la tinta para la impresión de las señales.
Pero, otras dificultades de la práctica, obligaron M. Morse servirse de otros medios más expeditos para escribir con sus manipuladores telegráficos. La idea de aplicar un mecanismo semejante a las prensas de copiar, después de muchos gastos y ensayos fué también desechada, adoptándose entonces definitivamente, el sistema que consiste en usar puntas punzones de acero en vez de las plumas dichas.
El acero por sus condiciones, era más expedito y cómodo para las funciones del aparato, y medida que se fué extendiendo la práctica, llegóse hasta suprimir como en la actualidad, la banda de papel donde Dr. Antonio Zambrana quedaban consignadas las señales, y los em Fot. Payntea Bros.
pleados recibían de esta manera, los despachos tomados directamente por el ruido especial que producía cada letra en los aparatos, cuando tiene lugar la trasmisión.
Hoy entre los aparatos telegráficos más notables, más de los de Morse, se citan los de Breguet con cuadrante en el que están las letras en los sitios que ocuparían las horas, y cuya lectura de trasmisión es leída directa mente por las letras corrientes de la imprenta; el de Hughes que es un aparato impresor, cuyos caracteres de imprenta van consignándose en la cinta de papel, la que es movida por un mecanismo de reloj; también figura el telégrafo electro químico de Bain, perfeccionado por Bonnelli; y es de notarse mucho más el pantelégrafo autográfico de Caselli, perfeccionado también por otros mecánicos. Merecen también citarse con especialidad los aparatos de Thomson indispensables para la trasmisión muy lejanas distancias y para las líneas submarinas; y últimamente citaremos, el sistema Baudot, en el que por una combinación muy hábil, se envían y reciben simultáneamente, por una misma línea, cuatro seis despachos a la vez.
De modo pues, que los aparatos telegráficos hasta hoy conocidos pueden clasificarse, según su naturaleza en ópticos como los de Breguet y el galvanómetro de espejo de Thomson; acústicos como los soundeis de Morse, impresores como los del sistema Hughes, autográficos como los de Caselli, perfeccionados por Meyer y Edison, múltiples como los de Baudot anteriormente citado, y finalmente automáticos en los que se imprimen los caracteres comunes de imprenta en una faja de papel, perforando éste, el que pasa al trasmisor que lo expide con una rapidez cinco seis veces mayor la que pudiera obtener el más hábil operador humano.
DOMINGO MONJE ROJAS 1592
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