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No señor; pero. ahora me hace usted recordar que precisamente en el teatro fué donde me di cuenta exacta de mi maternidad. Vé usted! ¿recuerda por ventura qué función hacían cuanPerfectamente: Los Sobrinos del Capitán Grant. No diga usted más, señora! Eso lo explica todo. Su hijo de usted es una especie de encarnación del doctor Mirabel. gracias un efecto psicológico que yo puedo explicarme pero que usted no comprendería. Pero usted cree Si señora; y creo más. Creo que el niño es incorregible incurable: se seguirá distrayendo toda la vida, lo cual no le impedirá ser un sabio como lo fué el personaje ideado por Julio Verne del cual el doctor Mirabel no es más que una parodia: pero también puede ser un desgraciado. Si se mantiene soltero, menos mal: pero si le dá por querer casarse.¡figúrese usted! Puede hasta sufrir la más terrible de las distracciones. Cuál doctor. is Enamorarse de su suegra. ill Jesús. CÉSAR NIETO Barcelona, 23 de febrero de 1906.
Juan Madrigal Era la Noche Buena. Todos los corazones rebozaban de alegría; nuestro derredor los combates de confetti se sucedían continuamente; sólo nosotros estábamos tristes.
Los dos pensábamos en nuestra querida Costa Rica: el viento helado que azotaba nuestros rostros nos recordaba que aquella tierra amada estaba muy lejos y la alegría de la gran ciudad nos traía la mente la imagen de nuestras madres, que tal vez entonces rodeadas de sus pequeñuelos, pensaban en los que estabau lejos.
Caminamos mucho. Cansados de andar entramos en un café solitario, donde dos viejos trabajadores conversaban en un rincón. Ahí fue donde expresamos todos nuestros sentimientos; ahí, donde Juan Rafael me recordó los años que pasamos trabajando juntos en el Liceo y donde nos prometimos poder ir algún día traу bajar al lado de nuestros queridos padres. Todas sus ambiciones de intelectual, su buen corazón, su caracter leal y generoso, que yo conocía tan bien, lo hicieron entonces hablar con el fuego y la decisión que siempre lo distinguieron; un lazo más nos unió desde ese día; el de un ideal común.
Hoy el buen amigo ha desaparecido trágicamente: su hermosa inteligencia ya no existe, pero el recuerdo de su amistad sincera nunca desaparecerá de mi corazón.
ENRIQUE GARNIER UGALDE París, 31 de mayo de 1906.
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