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is Si como esperamos se digna el Supremo Gobierno prestarnos su auxilio como lo efectuó en el anterior Certamen, se dará publicidad en un folleto, los trabajos premiados.
San José, de abril de 1906. f) Vargas Calvo. f) Enrique Echandi. f) Brenes Mesén. f) José María Zeledón.
El Secretario, POVEDANO.
Mujeres de Ibsen ELLIDA (La Dama del Mar 1888)
Para Páginas Pustralas Ellida, mucho tiempo antes de su matrimonio con Wangel, había prometido ser la esposa de un marino, personaje simbólico que representa lo desconocido, el ideal. la influencia que sobre muchos cerebros ejerce la tentación del misterio, obedece Ellida cuando al ver el fjord vecino a su casa dice con tristeza: el agua del fjord está enferma; y cuando da al pintor Ballested la idea de hacer un cuadro en el cual se rea, sobre un arrecife, una sirena que muere porque se la perdido y no encuentra el camino del mar.
Al volver el marino que quiere obtener de Ellida el cumplimiento de su promesa, ella siente miedo, mucho miedo y pide consejos Wangel.
quien la dice, comprendiendo las aspiraciones de su compañera: Escoje la ruta, eres libre, completamente libre. ella, apreciando la nobleza de carácter que adorna su esposo.
le contesta. Estoy con tigo, tu lado, siempre a tu lado: soy responsable de lo que hago.
Ibsen, al presentar Ellida, talvez ha pensado en las mujeres modernas que hoy promueven agitaciones en todas partes para alcanzar la liberación de su sexo.
Sus ansias, como todas las ansias humanas, 110 son otra cosa que efectos de la tentación misteriosa que lo desconocido ejerce sobre ella; así como Ellida, al obtener su libertad, en vez de alejarse del hogar en busca de aventuras, se arroja en brazos de su esposo, segura de la responsabilidad de sus acciones: así ellas, al verse completamente emancipadas, cuando no sientan pesar sobre sus hombros las leyes odiosas que hoy las agobian, en vez de escandalizar al mundo con sus acciones probarán, al contrario, que pueden seguir el camino del bien, aún cuando lo hayan elegido voluntariamente como seres responsables de sus actos.
De esa manera, Ibsen aconseja la liberación de la mujer haciendo presente a los hombres que en ello no existe peligro alguno para el adelanto de la humanidad, sino que será un nuevo viento favorable que hinchará las velas de muestro barco, impulsándolo hacia el puerto de la dicha y del progreso.
JOSÉ FABIO GARNIER 1602
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